Ingeniería
OPINIÓN: Nanofamilia feliz
Alo largo de su historia, en más de una decena de ocasiones los premios Nobel han recaído en miembros de una misma familia, como sucedió con Marie, Pierre Curie, la hija de ambos y su yerno. Por supuesto, también los propios galardones han guardado a menudo una estrecha relación. Ése es el caso del último Nobel de Física, que tiene como familiar cercano el Nobel de Química de 1996, concedido por el descubrimiento de los fullerenos (nanojaulas formadas por hexágonos y pentágonos). Catorce años después, el de Física se lo llevan dos investigadores por sus experimentos con el grafeno, de la misma nanofamilia.
¿Qué es lo que hace especial al ahora premiado grafeno? Al fin y al cabo estamos hablando de las láminas que forman la estructura del conocidísimo grafito. Pues bien, se trata de la amplitud y variedad de sus propiedades. Por un lado, el grafeno, como primer material 2D, permitirá seguir profundizando en la Ciencia de los Materiales. Además, sus aplicaciones prácticas parecen prometedoras: pantallas táctiles, dispositivos electrónicos o la posibilidad de secuenciar el ADN de un modo más veloz que el empleado en la actualidad.
Profesor del Grado de Química Universidad de Navarra
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