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«Es difícil y audaz pero factible» por Alfredo Semprún
Tantos años de propaganda antijudía a veces nos hacen olvidar que Israel es un país democrático y, por lo tanto, disfruta –sí, disfruta– de una Prensa libre que aborda los problemas desde sus respectivas posiciones ideológicas. Por ejemplo, el debate de cómo hacer frente al programa nuclear iraní ha dado un salto cualitativo tras la entrevista en la Casa Blanca entre Benjamin Netanyahu y Barack Obama, que se resume en una pregunta: ¿podemos hacerlo solos? Hasta ahora, la población israelí consideraba que sin el apoyo militar directo de Washington cualquier incursión sobre el territorio iraní estaba condenada al fracaso. Una opinión sustentada tanto en argumentos técnicos como políticos que, sin embargo, comienza a ser puesta en duda desde diversos medios de comunicación. Para un periódico de centro-izquierda como «Haaretz», el nuevo tono de las intervenciones del Gobierno y su reflejo en la Prensa más conservadora no tiene otra intención que la de preparar a la opinión pública para una decisión ya tomada: actuar sin tener que subordinarse al calendario electoral del aliado norteamericano. Y no está de acuerdo.
La Prensa israelí discute la oportunidad del ataque a Irán
En el otro campo, por ejemplo el que representan periódicos como «Israel Hayom», el ataque unilateral acabará por convertirse en la única opción. Desde su punto de vista, Teherán sólo pretende ganar tiempo en unas conversaciones que, por cierto, ya duran más de ocho años. Para Amos Regev, editor jefe del citado «Israel Hayom», y prestigioso analista político, el ataque tendría, cuando menos, la virtud de poner a Washington ante los hechos consumados. Hay sobrada experiencia: la Declaración de Independencia de Israel, en 1948; la Guerra de los Seis Días, en 1967, o el bombardeo de la central iraquí de Osirak, en 1981. En los tres casos, se obtuvo el respaldo a posteriori del aliado norteamericano.
Una vez lanzado el ataque ¿cumpliría el objetivo? El propio Regev considera que la operación sería «difícil y audaz», pero «perfectamente factible». Tal vez no acabaría con el programa nuclear iraní, pero lo retrasaría sensiblemente. Israel tiene los medios para alcanzar, al menos, los cuatro blancos principales: los centros de reprocesamiento de uranio de Natanz y Fordow –subterráneos–, que serían bombardeados con proyectiles antibúnker y con bombas termobáricas, como las utilizadas contra las cuevas de Tora-Bora en Afganistán; la fábrica de agua pesada de Busher y el centro de experiencias de proyectiles balísticos de Parchim. No se garantiza la destrucción total, pero sí graves daños estructurales. El peso del ataque lo llevarían los cazabombarderos F-15 E, que tienen una autonomía de más de 7 horas de vuelo con sólo dos reabastecimientos en el aire. Se sobrevolaría Irak, que carece de defensa aérea, o Arabia Saudí, también alarmada por el rearme de los persas.
La represalia iraní se minimiza: se confía en interceptar la mayor parte de los misiles balísticos que pudiera lanzar Teherán con los nuevos sistemas antiaéreos desplegados en Israel. Todo lo más, se aceptan daños como los causados por el medio centenar de «Scud» que les lanzó Sadam Husein. Un cálculo, cuando menos, arriesgado, aunque, en efecto, factible.
Bagdad: la tragedia cotidiana de los jóvenes tristes
El humo del narguilé enmascara el rostro de estos iraquíes, casi adolescentes, miembros de una tribu urbana de chicos peleados con una sociedad cruel, que se refugian en una forzada ausencia interior: los emos. Visten de oscuro, siempre andan mirando al suelo, tienen la sentimentalidad del desamor a flor de piel y su aspecto andrógino los coloca en el equívoco. Mi compañero, Ulises Fuente, que de esto sabe, los describe mejor: jóvenes tristes. Los están matando en Irak. Ya van 58 asesinatos en tres meses. Los escuadrones de la muerte chiíes les han declarado blasfemos y sodomitas y, por tanto, reos de muerte. Los matan a ladrillazos, sumaria lapidación «exprés», con aire de burla sangrienta. Las autoridades religiosas han exigido que acabe la matanza. No parece.
Ir a misa en Nigeria
Hoy, como todos los domingos, los cristianos del norte de Nigeria llenarán las iglesias. Y como todos los domingos desde hace dos meses, algunos morirán, víctimas de las bombas islamistas. Como todos los domingos, las homilías hablarán de la paz, el amor y el perdón. Y, como todos los domingos, se rezarán responsos por los muertos de la semana. Hoy tocan los diez asesinados el viernes en la aldea de Chikun, entre ellos, el párroco. Es heroico ir a misa en Nigeria. Pero van. Todos los domingos.
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