Brasil
Twitter sí pero por Ángel VALLE
De todos es sabido que las redes sociales se han convertido, de un tiempo a esta parte, en herramientas indispensables, especialmente para aquellas personas que trabajamos en el mundo de la comunicación, el marketing o la publicidad. Son útiles tanto para darnos a conocer personalmente como para promocionar nuestra marca o producto en el mercado. Además, sirven para ayudarnos a encontrar trabajo, establecer lazos profesionales, crear grupos con intereses comunes…
Sin embargo, corremos el riesgo de sobrevalorarlas, de otorgarles una importancia mayor de la que realmente tienen y no ser capaces de distinguir entre el mundo real y el que se mueve dentro de las redes sociales. Twitter, siendo un fenómeno mundial como es, tenía, a 1 de enero de 2012, aproximadamente 383 millones de perfiles creados en el mundo, según un estudio de la empresa francesa Semiocast. De esta cantidad, casi 108 están en Estados Unidos, 33,3 en Brasil y 30 en Japón. En España, aunque no son cifras oficiales de Twitter, se estima que puede haber unos siete millones de perfiles, de los cuales apenas un tercio pueden considerarse activos y sólo unos pocos miles generan más de la mitad del tráfico total.
Curiosamente, Facebook, con unos 16 millones de usuarios en España, sigue siendo la red más utilizada, pese a que en la mayoría de las ocasiones no tiene el mismo éxito mediático. Además, las marcas la siguen eligiendo para realizar sus principales campañas de marketing y promociones, no sólo por su mayor número de usuarios, sino por que resulta mucho más fácil medir las acciones en esta red que en Twitter, que apenas ofrece datos oficiales de uso.
A qué se debe entonces esa repercusión que alcanza todo lo que se cuece en Twitter. Pues buena parte de la culpa la tenemos los propios medios, que hemos decidido convertirlo en una especie de termómetro oficial de la sociedad, de radiografía de la calle. Damos por sentado que de lo que se habla en Twitter es de lo que habla la gente en los bares, en las tertulias…
Además, otra de las ventajas de esta red es que es muy periodística: sus 140 caracteres nos sirven de titulares y sus «hashtag» de temas del día. Quiere esto decir que ha pasado de ser un simple tablón en el que los usuarios dejan sus mensajes a convertirse en una fuente más de información capaz de nutrir de contenidos al resto de medios.
Esto, que a priori es una ventana de participación de los usuarios de las redes sociales en los medios tradicionales, también tiene riesgos, y es que los propios usuarios lo saben y son conscientes de que basta con que unos pocos se pongan de acuerdo en hacer ruido con determinado tema para saber que tendrán, como dijo Warhol, sus quince minutos de popularidad. Y es que, si rechazamos que las manifestaciones en la calle sean representativas del conjunto de la sociedad, ¿por qué a veces le otorgamos ese privilegio a una simple red social tan fácilmente manipulable?
Debemos tener en cuenta que la mayoría de las veces los «trending topics» son temas totalmente anecdóticos. Además, se ha comprobado que manipularlos no es tan difícil y que, de hecho, en México, algunos candidatos políticos han puesto en marcha las denominadas «granjas de contactos» para convertir un tema positivo en «tendencia», algo no muy distinto de lo que ocurre en votaciones por teléfono en determinados concursos.
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