Bruselas
Varios líderes nórdicos ya alertaron del auge del «populismo radical»
Cohesión, bienestar y tolerancia son los primeros adjetivos a la vista al reflexionar sobre los países nórdicos. No obstante, bajo esta envidiable superficie también corren aguas más turbias. La matanza que Anders Behring Breivik perpetró en Oslo y Utoeya, armado con su rifle y una amalgama de ideas xenófobas, ha sido el pico más dramático de una deriva general europea que en el norte de Europa va unos pasos por delante.
Los Verdaderos Finlandeses, los Demócratas de Suecia o el Partido del Progreso Noruego han conseguido avanzar con paso firme defendiendo desde el simple rechazo a Bruselas hasta políticas claramente hostiles a la inmigración y discursos contra el extranjero, que han sonrojado al resto de la clase política de sus países, pero que son también el reflejo del momento que vive, estas fuerzas políticas en el resto del continente, donde la crisis económica ha hermanado populismo y xenofobia.
Y, precisamente, han sido dos nórdicos los que más han alertado en los últimos meses sobre los peligros del tormentoso ambiente político. Uno de ellos ha sido el ex primer ministro noruego y presidente del Consejo de Europa, Thorbjorn Jagland. El también presidente del Comité que elige el Premio Nobel de la Paz formó el pasado año un grupo de sabios para elaborar un informe ante el resurgimiento de la intolerancia en Europa. Las conclusiones, presentadas en mayo, no pueden ser más claras: «Sin duda, están teniendo lugar cambios sociales e ideológicos significativos en el panorama político europeo. Desde el norte de Europa hasta el Mediterráneo, estamos presenciando una ola de populismo radical». El texto reconoce que estas nuevas fuerzas tienen una base más amplia que los tradicionales neofascistas, hasta penetrar «virtualmente en todos los estratos de la sociedad», como empapó también a Breivik.
«En los recientes meses, los partidos antiinmigración se han anotado ganancias impresionantes, incluidos en algunos con una reputación con las políticas liberales y electorados tolerantes», dice el informe, con la mirada puesta en los países nórdicos. Estos «tiempos difíciles», de los que lleva más de un año y medio alertando Jagland, han sido subrayados recientemente por la sueca Cecilia Malmström. La comisaria de Interior de la UE alertó el pasado mes sobre este clima creciente de racismo y xenofobia en la UE. Más aún, criticó en una entrevista con este diario que los líderes europeos y los partidos tradicionales «se están amoldando a la amenaza populista». Puede que el salvaje ataque de Noruega sea una luz roja en el camino no sólo para los nórdicos, sino también para una Europa que hoy busca entender lo sucedido en Noruega.
Control de explosivos
La comisaria Cecilia Malmström es la responsable de una iniciativa que puede evitar atentados como los de Oslo. La sueca propuso el pasado otoño una serie de reglas comunes para combatir la fabricación casera de explosivos, controlando el acceso de los ciudadanos a materiales potencialmente útiles para su elaboración, como los fertilizantes que utilizó el Brievik.
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