Dopaje

El fiscal pide cárcel para los cinco de la «Operación Puerto»

La Fiscalía de Madrid pedirá dos años de prisión y la inhabilitación profesional durante el mismo tiempo para el doctor Eufemiano Fuentes y para otras cuatro personas por las "prácticas tendentes a elevar artificialmente el rendimiento físico de ciclistas"descubiertas en 2006 en la llamada "operación Puerto".

El médico Eufemiano Fuentes (d), uno de los imputados en la llamada "Operación Puerto"
El médico Eufemiano Fuentes (d), uno de los imputados en la llamada "Operación Puerto"larazon

23 de mayo de 2006. La Guardia Civil lleva a cabo la primera gran operación contra el dopaje en el ciclismo, conocida como «operación Puerto». En el transcurso de la misma se detiene, entre otros, al polémico médico Eufemiano Fuentes, el entonces director del equipo Liberty, Manuel Saiz, el ex corredor de bicicleta de montaña Alberto León –encontrado ahorcado en San Lorenzo de El Escorial, tras ser vinculado a la «operación Galgo»–, el hematólogo José Luis Merino Batres y el segundo director del entonces equipo ciclista Comunidad Valenciana, Ignacio Labarta. Han pasado cinco años. Parecía que el proceso judicial no iba a llegar nunca a su fin. Vicente Belda y el doctor Alfredo Córdova quedan libres de cargos.

Ahora, sin embargo, parece que se vislumbra ya el juicio en un plazo no muy largo. El primer paso ya lo ha cumplido la Fiscalía de Madrid. En un escrito presentado ante el Juzgado de Instrucción número 43 , solicita la apertura de juicio oral contra el doctor Fuentes, su hermana Yolanda, Merino Batres, Manolo Saiz y José Ignacio Labarta. Para cada uno de ellos solicita una pena de dos años de cárcel por un delito contra la salud pública, una multa de 16.200 euros e inhabilitación para el ejercicio de su profesión durante dos años.

Técnica empleada

El doctor Fuentes, especialista en medicina deportiva –y actualmente contratado por el equipo de fútbol de 2ªB Universidad de Las Palmas– y el hematólogo Batres «venían dedicándose a prácticas tendentes a elevar artificialmente el rendimiento físico de ciclistas a cambio de una contraprestación económica». Para ello, utilizaban el llamado «proceso de glicerolización, consistente en la preparación de concentraciones de hematíes con un alto nivel de hematocrito».

Para ello, extraían sangre a los «propios interesados», que era sometida a centrifugación y, posterior obtención de un «concentrado de hematíes». Así, tras un proceso de congelación , descongelación, deglicorización, llevaban a cabo «la transfusión al deportista en el momento requerido para elevar el nivel normal de hematocrito, y, por tanto, su rendimiento físico».

Sin embargo, las consecuencias no afectaban sólo al ámbito deportivo, sino que iban mucho más allá, ya que se ponía en riesgo, incluso en grave riesgo, la salud física de los deportistas.
Con esa práctica, detalla el escrito de acusación del Ministerio Público, se aumentaba la viscosidad de la sangre, y con ello «el esfuerzo al que se somete al corazón, concretándose en riesgos para el sistema bascular, daños renales, reacciones alérgicas e, incluso, fallos cardiacos».

Remuneración económica

De esta forma, y al menos durante el año 2006, Fuentes y Batres, «en connivencia» con Manuel Saiz, José Ignacio Labarta, Yolanda Fuentes –entonces jefe del equipo médico del Comunidad Valenciana– y del fallecido Alberto León, «contrataban sus servicios a cambio de una remuneración económica, para lo cual llevaban a cabo programaciones de etapas de las diferentes carreras ciclistas, con las dosis que se debían ir suministrando para obtener óptimos resultados».

De esta forma, realizaban extracciones y posteriores transfusiones a los ciclistas, que se llevaban a cabo en las habitaciones de los hoteles, «transportando todo el material en mochilas sin refrigeración alguna, y sin una identificación clara de las muestras ni practicar los pertinentes controles hematológicos, con el consiguiente peligro para la salud».

En los registros se incautaron, en un inmueble alquilado por el doctor Fuentes, 68 bolsas de plasma congelado y «numerosos me-dicamentos» destinados a esa ilícita actividad, algunos de los cuales estaban caducados. En su vivienda se encontraron otras 90 bolsas de sangre y material destinado a las extracciones y transfusiones sanguíneas. Manolo Saiz llevaba en el momento de la detención 42.000 euros, 38.000 francos y 310 dólares australianos, «producto de su iícita actividad».