Literatura

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Un autor tan adorado como desdeñado

La Razón
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En una carta de 1958, Lawrence Durrell le decía a Henry Miller que Anaïs Nin le había regalado un libro de Kerouac «insoportable», y añadía: «¡Uf!, qué vacuidad la de esta generación de llorones autocompasivos». Ante la contundencia de estas afirmaciones, Miller siguió confiando en su criterio: «Te digo que es bueno, muy bueno, extraordinariamente bueno. Sobre todo su manera de escribir. Es un poeta. Su prosa es poesía». Y a medio camino, se posicionó Norman Mailer, que dijo: «Kerouac carece de disciplina, de inteligencia, de honradez; nunca sabe lo que es exactamente una novela. Su sentido del ritmo es inseguro y su concepción de los personajes inexistente. Es pretencioso como una puta rica y sentimental como un chupete. Y sin embargo, creo que tiene mucho talento. Su energía literaria es enorme».

«Es muy bueno, extraordinariamente bueno. Es un poeta. Su prosa es poesía»
Henry Miller

«Carece de disciplina, de honradez. Y sin embargo tiene mucho talento»
Norman Mailer