Novela
Ganar por goleada por Santiago MARTÍN
¿Qué diríamos de un partido de fútbol en el que uno de los equipos ganara al otro por 10 a 1? Que ha sido una goleada. ¿Y si la victoria fuera por 20 a 1? Sin duda, nuestra opinión sería que el vencedor no tuvo rival. ¿Qué pensaríamos si, en caso de ser materialmente posible, fuera de 10.000 a 1? Nos daría hasta pena el derrotado. Pues bien, algo así es lo que hubiera sucedido en caso de haberse celebrado la «procesión atea». Porque los que la hubieran seguido serían muchos, pero muchos miles menos de los que en estos días llenarán las calles de España para participar en las otras, las verdaderas procesiones.
Lo de la «procesión atea» no es una broma, ni siquiera de mal gusto. Pero no se puede considerar como un episodio serio de cristianofobia. Cristianofobia es lo que ha hecho durante estos siete años el Gobierno de Zapatero, con leyes como la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Lo de la «procesión atea» es un intento de provocarnos, de hacernos daño en lo que más nos duele, llevado a cabo por unos grupos que no pasan de ser expresión de los inevitables antisistema y que de paso quieren hacerse publicidad gratuita.
Gracias a Dios –y al sentido común de la Delegación del Gobierno, más presente en estos momentos preelectorales que en otros–, no se va a celebrar. Pero de momento ha servido para ejercitarnos en una acción coordinada y cívica de protesta. Los católicos existimos. Que no lo olviden.
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