La huelga había fracasado

La huelga había fracasado antes de realizarse. La Comunitat Valenciana gozó de normalidad, excepción hecha de algunos puntos durante la madrugada en los que los piquetes pudieron amedrentar a trabajadores y empresas. Así lo habían anunciado la mayoría de los ciudadanos. En las capitales, quienes no acudieron a sus puestos, generalmente fue por temor o coacción.

El problema de los sindicatos se centra ahora en que el fracaso puede ser más estrepitoso porque no lograrán la anulación de la reforma laboral, entre otras cosas porque está aprobada en Las Cortes Españolas y es prácticamente imposible que el Gobierno rectifique con una nueva propuesta ante Congreso y Senado.

La tranquilidad ha regido en la vida de las tres capitales y los sindicatos han visto cómo su convocatoria carecía de justificación. Lo que ya no podrán reparar, son las consecuencias negativas que España ha dado fuera de nuestras fronteras, donde precisamente no nos sobra credibilidad ni fiabilidad. Si no, que se lo cuenten a la inversión extranjera o la colocación de nuestra deuda.

Zapatero tiene su huelga. Ojalá sea el preludio de su salida y el fin de esta pesadilla.
Así es la vida.