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Conducir un «roadster» siempre es un placer diferente

Conducir un «roadster» siempre es un placer diferente
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Madrid-Poco utilizada en España, la palabra «roadster» definía a un tipo de automóvil deportivo y divertido que hizo furor especialmente en la Gran Bretaña de la década de los cincuenta. Coches biplazas, ligeros y descapotables, con potencia y prestaciones medias, pero muy fáciles y divertidos de conducir. Muchos modelos de este tipo son hoy apreciados por los coleccionistas, como los MG A y B, Triumph TR2, 3 y 4, Austin Healey o, ya con potencias superiores, los Jaguar XK, o incluso el mítico E Type que acaba de cumplir su primer medio siglo de vida.

Quienes no hayan podido disfrutar de las sensaciones que transmitían aquellos coches, pueden vivirlas hoy al volante del Mazda MX5, un modelo por el que no parece pasar el tiempo, al menos en lo que se refiere a las formas de su carrocería que, a pesar de tener muchos lustros encima, sigue manteniendo belleza y originalidad, a pesar de que conserva su diseño simple. Lógicamente, el conjunto ha ido evolucionando desde sus primeros tiempos, aunque mantiene la que es su principal virtud: la diversión al volante.

Su estructura de motor delantero y tracción trasera, unido a su poco peso y una potencia considerable, que puede llegar hasta los 160 caballos, hacen de él un automóvil con comportamiento deportivo. No es excesivamente rápido, pero sí muy noble en sus reacciones ya que, jugando con el volante y el acelerador, adquiere un comportamiento sobrevirador que facilita las trazadas. Especialmente en carreteras de curvas, la diversión está asegurada si sabemos jugar con los cambios de peso, aunque sus suspensiones no nos dejan realizar derrapajes tam amplios como con las versiones más antiguas.

El Mazda MX5 se vende con techo de lona o duro. El primero es más clásico y, en el de techo duro, el motor eléctrico esconde en pocos segundos las dos piezas en el maletero. Y todo por un precio inferior a los 25.000 euros, cifra que está por debajo de los descapotables parecidos de la competencia.