Europa

Bruselas

Jaque al euro

El anuncio de Papandréu dispara la alerta mundial y sacude con fuerza las bolsas.Preguntará a los ciudadanos si aceptan el rescate y si quieren que el país siga en la zona euro. Merkel, Sarkozy y el FMI pedirán hoy cuentas al primer ministro griego antes del G20 

La Bolsa española se suma a los desplomes de las europeas
La Bolsa española se suma a los desplomes de las europeaslarazon

MADRID- Pasarán los años y cuando en las facultades de economía se estudie la Gran Recesión, Grecia ocupará un lugar preeminente que tal vez nunca hubiera imaginado tener por convertirse, en mayo de 2010, en el primer país de la UE en solicitar un rescate para no caer en la bancarrota, y por ser ahora la principal amenaza para la continuidad de la moneda única. Porque eso, la supervivencia misma del euro, es lo que ha puesto en riesgo la decisión del primer ministro griego, Yorgos Papandréu, de someter a referéndum en enero de 2012 el segundo rescate para su país, aprobado el 27 de octubre.

Una consulta que el dirigente heleno mantiene en pie después de reunir ayer por la tarde de urgencia a su gabinete para informarle, y en la que preguntará a los griegos si aceptan el rescate y si están a favor de la permanencia en el euro. No obstante, primero tendrá que ganar la moción de confianza que se votará el viernes en el Parlamento y para la que apenas cuenta con un par de votos de margen a su favor [más en página 18].

Grecia, el epicentro de la crisis de deuda soberana en Europa, es el eje del acuerdo alcanzado entonces y que el propio Papandréu ensalzó. El plan anticrisis europeo está interconectado con el segundo rescate griego, que asciende a 100.000 millones de euros y a 130.000 millones si se tiene en cuenta que la eurozona aportará 30.000 millones en garantías a los acreedores privados para que acepten condonar al Gobierno griego el 50% de la deuda pública (100.000 millones de euros). Sin rescate griego, todo el acuerdo está en peligro, pues prepara a la banca ante una quita ordenada de Grecia y el impacto de la deuda soberana de países con problemas con una recapitalización de 106.447 millones. También eleva la capacidad del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) a un billón de euros para servir de cortafuegos y prevenir el conagio a economías de mayor envergadura, como la italiana y la española, que, como advirtió hace unos días el presidente francés, Nicolas Sarkozy, si cayesen, llevarían a la destrucción de la moneda única por la imposibilidad de acometer el rescate de economías tan grandes. Para Grecia, supondría su salida inmediata del euro y una quiebra desordenada en la que no contaría con ayuda de la UE.

Poco extraña, pues, el latigazo de indignación y temor que sacudió ayer a toda Europa, que se sumergió en una intensa vorágine de gestiones diplomáticas para reconducir la situación con Francia y Alemania a la cabeza. Nicolas Sarkozy y Angela Merkel mantuvieron una conversación telefónica a mediodía para analizar la dramática situación tras la cual, en un comunicado conjunto, se comprometieron a aplicar «sin demora» los acuerdos del pasado 27 de octubre. Ambos dirigentes, junto al FMI y las instituciones europeas, mantendrán hoy un encuentro con Papandréu en Cannes, previo a la cumbre del G20, para «discutir los sucesos recientes», en lo que más parece una llamada al orden al dirigente griego para que dé marcha atrás en su decisión que una «invitación» para discutir la cuestión, como dijo el Ejecutivo heleno. Así se desprende, sobre todo, después de que Sarkozy, tras reunirse con sus principales asesores económicos, advirtiese por la tarde de que el segundo rescate es «la única vía posible para resolver el problema de la deuda», pese a considerar como «legítima» la opción del referéndum.

Bruselas tampoco ve muchas más alternativas para Grecia que no sean el plan acordado por los 27, por lo que, tras mantener una conversación telefónica con el primer ministro heleno, Van Rompuy y Durao Barroso, presidentes del Consejo y la Comisión Europea, respectivamente, urgieron a través de un comunicado al Ejecutivo heleno a respetarlo para no desencadenar una tormenta de consecuencias imprevisibles.

Si los políticos quieren cerrar cuanto antes los pormenores del rescate, mucho más interesada está la banca acreedora de Grecia, en especial la francesa y la alemana, que ayer fueron las más perjudicadas en la debacle bursátil que sufrieron los parqués. La banca germana teme que el plan quede en nada y le arrastre a lo desconocido.

 

Reacciones

J. C. Juncker
«No se puede descartar que si Grecia rechaza el rescate en el referéndum, esto signifique la quiebra del país»

José Blanco
«Respetamos al Gobierno griego, pero la consulta no es una buena decisión para Europa,
y tampoco para España»

Durao Barroso
«El acuerdo es lo mejor para Grecia y confiamos en que el país honrará los compromisos que ha adquirido»