Barcelona
Rajoy y Mas se reúnen durante dos horas
La reunión celebrada en el Palacio de la Moncloa entre el jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, y el presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, ha concluido pasada la una de la tarde, tras dos horas de entrevista.
El jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, ha recibido hoy pasadas las once de la mañana en el Palacio de la Moncloa al presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, al que ha saludado con un apretón de manos inicial, al que ha seguido otro a petición de los informadores gráficos. Mas se ha negado a comparecer ante la Prensa en Presidencia y lo hará en la «embajada» catalana en Madrid.
Rajoy ha recibido a Mas a las puertas del edificio del complejo de la Moncloa en el que se celebra la reunión después de que el presidente catalán subiera los escalones de acceso tras apearse del vehículo en el que se ha desplazado. En medio de una gran cantidad de fotógrafos y cámaras de televisión han intercambiado algunas palabras.
Pocas veces la visita de un presidente de la Generalitat a La Moncloa ha suscitado tanto interés como ésta. La explicación hay que buscarla en el aire rupturista con que éste actúa desde la pasada Diada de Cataluña. Mas ya estuvo en Madrid hace pocos días reivindicando la necesidad de un estado catalán y hoy regresa a la capital para protagonizar la segunda entrega de su agenda soberanista.
Aunque Mariano Rajoy ya ha dado suficientes pistas de que no está dispuesto a negociar en ese terreno, Mas acude para escenificar que ha intentado agotar todas las opciones de diálogo con el presidente del Gobierno y, sobre todo, para dar otro impulso a su nuevo rumbo independentista. En términos estrictamente electorales, el líder de CiU estaría encantado de recibir un sonoro portazo a su propuesta porque le permitiría alimentar el discurso victimista de que España ni entiende ni escucha a Cataluña.
Mas se ha convertido en el primer presidente de la historia reciente de Cataluña en declararse independentista y en orientar su acción política hacia la secesión. Desde la pasada Diada, el president ha multiplicado sus gestos en este sentido y hoy volverá a hacerlo con un inédito golpe de efecto: dar la rueda de prensa posterior a su entrevista con Rajoy en la delegación de la Generalitat en Madrid (futura embajada en el imaginario independentista).
Se trata de la primera vez en que un presidente autonómico declina las instalaciones de La Moncloa para dar cuenta de la conversación con el jefe del Ejecutivo. Después de trascender el cambio escénico de Mas, se dispararon los rumores sobre el anuncio de un anticipo electoral en Cataluña. El propio presidente de la Generalitat ha admitido que no descarta la opción de unas elecciones anticipadas, ya que da por hecho que si el pacto fiscal descarrila la legislatura llegará a su fin más pronto que tarde.
Con tanta intensidad sonaron los rumores que incluso se puso fecha a la convocatoria electoral: el próximo 25 de noviembre, cuando ni tan siquiera se habrán cumplido dos años desde que Mas comenzó a gobernar.
Fuentes de la Generalitat negaron, en todo caso, que el presidente catalán vaya a anunciar hoy la convocatoria de las elecciones. «Las posibilidad de un anticipo electoral está sobre la mesa, eso es así, pero creemos que el president no lo va a anunciar mañana (por hoy). Mañana no», subrayaron estas fuentes.
Los nacionalistas catalanes se vanaglorian de tener a un líder que administra «a la perfección los tiempos de la política» y están convencidos de que Mas elegirá un momento y un lugar más adecuado para anunciar la llamada a las urnas.
La misión del presidente de la Generalitat es otra hoy. Consiste en dramatizar el rechazo que, presumiblemente, va a recibir por parte de Rajoy a su sueño de la soberanía fiscal. A CiU no le basta que el presidente del Gobierno esté dispuesto a negociar una mejora del sistema de financiación de la Generalitat una vez que caduque el modelo actual (2013), ni le impresionan las llamadas a la estabilidad por parte del presidente del Gobierno. Y es así porque los convergentes dan por amortizado el modelo de desarrollo autonómico.
El plebiscito
CiU, además, tiene otro inconveniente: sólo puede apoyarse ahora mismo en ERC para aprobar los próximos presupuestos. Un socio incómodo cuyo único interés es declarar la independencia por la vía rápida, incluso a través de una declaración unilateral del Parlamento catalán. No es ésa la idea de Mas, que es partidario de convocar una consulta. La primera serán las próximas elecciones, cuyo resultado se leerá, inevitablemente, en clave plebiscitaria, ya que cada voto a CiU se contará como un voto favorable a la independencia.
Así las cosas, se puede concluir que el presidente de la Generalitat aterriza hoy en Madrid para protagonizar uno de los actos estrella de su precampaña, la cual proseguirá el martes que viene en el debate de política general que se celebra en el Parlament.
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