Sevilla

OPINIÓN: Y Pepe

La Razón
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Si el presidente Griñán no desea sumarse al espectáculo que sin duda es la final de la Copa Davis, allá él. Nadie más que los miembros de su equipo de asesores va a notar su ausencia en un evento planetario (éste sí, Pajín) cuya audiencia televisiva se cuenta en docenas de millones. Ni siquiera tendría que haber ayudado a financiar la cosa, porque protocolariamente le correspondía un lugar preponderante: la Casa Real tampoco pone un duro y nadie le va a negar mañana al Rey su sitio en el palco, ¿no? A lo peor, no quiere arriesgarse a sufrir una pitada como las que le dispensan los funcionarios cada vez que asoma el morro o se barrunta que cuando aparezca Rajoy, seguramente el domingo, lo hará acompañado de Arenas para que pueda apropiarse del clamor de ¡Presidente! ¡Presidente! Lo de Córdoba en semifinales pero con más gente y menos calor. Un político en precampaña que huye de la exposición pública emite señales muy negativas sobre sus esperanzas de victoria. No hablamos de cortesía porque eso se trae de casa y ya está feo que el presidente de una autonomía decline una invitación así. Hablamos de estrategia, lo que nunca le fallaba antes al PSOE.