Sevilla
OPINIÓN: Marionetas
La unanimidad es la enfermedad más peligrosa para el periodismo y por eso uno estaría tentado de apoyar con esta insignificante columna la noble lucha de los sindicatos en pro de los derechos del trabajador pisoteado, siquiera para constituirse en una voz discordante en medio del clamor crítico. Pareciera que cierta prensa hubiese rescatado el espíritu de «Rusia es culpable» (UGT y CC OO, en este caso) que alentó tantas soflamas en el pasado porque la somanta de palos está siendo de impresión. Molesta, por consiguiente, admitir que no es para menos. Los veintitantos mil mani-festantes del domingo en Sevilla no eran liberados sindicales, huelga decirlo, pero sí fieles votantes de una izquierda que comprobó la medida de su (escasa) fuerza. Cualquier convocatoria reciente, contra el aborto o alguna de las reivindicaciones emblemáticas de la derecha, multiplicó por tres la asistencia. Y no porque lo reclamado entonces sea más justo que lo reclamado ahora, sino por la pérdida de legitimidad de los convocantes, silentes cómplices de los desmanes socialistas durante siete años y lanzados a la calle como ariete del PSOE en cuanto ha pasado a la oposición. Se le han visto demasiado claros los hilos a las marionetas y la gente ya no está para guiñoles.
✕
Accede a tu cuenta para comentar