Soluciones: haberlas haylas

Se trata de construir una planta de tratamiento para el agua antes de ser trasvasada. De esta manera, podría utilizarse con seguridad en la agricultura y también para el consumo de las ciudades. Esto implica que en el recibo de los abastecimientos urbanos se cargaría la parte que los agricultores no pueden pagar, ya que, según expertos consultados, el cambio de toma ha encarecido el precio del agua por varios motivos. En primer lugar porque la infraestructura ha costado más, y en segundo, porque el hecho de que la toma esté más baja, implica un mayor coste energético, que también debe pagarse en la factura.

La otra solución, y la que defiende la Junta de Usuarios del Vinalopó- aunque aceptarían la primera- pasa por construir una nueva toma agua, a 15 kilómetros de la actual, en el azud de Antella. El proyecto se lo enviaron al Ministerio en 2007 y contempla el uso de la toma actual. El mecanismo es como el del río de un belén. Se coge el agua en Antella se envía al Vinalopó y la toma de La Marquesa (actual) se utiliza para asegurar que el tramo último del río sigue teniendo su caudal ecológico.

La Generalitat apoyaría esta alternativa si los usuarios del Júcar estuviesen de acuerdo.