Crisis económica

OPINIÓN: Tomar decisiones

La Razón
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Reza el dicho que hacer previsiones es muy difícil, y sobre todo cuando es sobre el futuro. Pero las previsiones son necesarias para tomar decisiones. Se acaba de descolgar la presidenta del FMI diciéndonos que hay riesgo inminente de que la economía mundial vuelva a entrar en una recesión.

Las consecuencias no se han hecho esperar. Todas las bolsas europeas se están desplomando y estamos a la espera de Wall street. Quizá cuando usted esté leyendo este artículo todo se haya recuperado. La situación económica mundial no está ahora ni mejor ni peor que hace quince días, y sin embargo cualquier opinión de alguna autoridad siembra el pánico o la euforia de una manera desproporcionada. Por el lado opuesto se han escuchado voces autorizadas, como la de Durao Barroso, diciendo que la cosa no es para tanto.

De todo esto podemos sacar varias conclusiones. La primera es que la situación es lo suficientemente compleja como para que sea muy atrevido hacer cualquier afirmación rotunda sobre el futuro. Nadie sabe lo que va a pasar. La situación es delicada. Todo son conjeturas. Lo segundo, que cuando se es una autoridad hay que ser muy prudente, pues con el nerviosismo que hay, cualquier insinuación tiene un gran impacto en los mercados. La economía no cambia de un día para otro. Y lo tercero es que hay profecías que se cumplen por el mero hecho de haberlas hecho. Es lo que se mal llama por su traducción del inglés las «profecías autocumplidas». Basta con que se corra el rumor de que una empresa va mal, para que se pierda la confianza en esa empresa y acabe yendo mal. Lo mismo puede pasar con las economías de los países.

La economía se basa en buena medida en la confianza las impresiones subjetivas afectan mucho a la confianza. Lo que ahora tienen que inspirar los líderes económicos es confianza y optimismo. Solo falta para la situación actual opiniones agoreras. Si fuéramos más positivos respecto a nuestra situación, algo mejor nos iría. Es necesario infundir optimismo sin perder realismo. La incertidumbre del momento actual es subjetiva, pero no menos realista. Quizá la realidad económica actual es fruto de la tan imprudente como equivocada decisión del BCE de subir los tipos de interés en abril.