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El llanto del perseguidor
BARCELONA- Durante los tres años en los que el Barcelona ha estado en la cima del fútbol mundial y su juego ha sido admirado allá donde ha estado, las referencias arbitrales de los azulgrana se cuentan con los dedos de una mano. La llegada de José Mourinho al banquillo del Real Madrid añadió más leña al fuego de los desencuentros y las acusaciones sobre favores arbitrales, antes tibias, terminaron por ser ataques directos. Eran otros tiempos y otra la clasificación.
Ahora, el Real Madrid tiene diez puntos de ventaja en la Liga y el técnico portugués se ha olvidado de los árbitros. A 600 kilómetros, en la capital catalana, los hombres de negro empiezan a estar señalados, con razón o sin ella, como culpables de la situación.
Está claro que es una batalla psicológica. Puro interés. Cuando va bien la cosa, los árbitros no son un argumento. Cuando va mal, la cosa cambia. Lo único que varía entre Barça y Madrid son las formas. El fondo es el mismo. Quejarse porque se sienten perjudicados. El conjunto blanco utiliza armamento pesado. En el bando azulgrana prefieren armas menos contundentes, pero igual de efectivas. La prosa de Mourinho contra la poesía de Guardiola.
Cuesta encontrar referencias directas a los árbitros en el Barcelona. Hay que leer entre líneas, pero la moraleja es meridiana. El último ejemplo lo tuvimos el domingo en la sala de prensa del Calderón. Guardiola quería transmitir mensajes muy claros. Lo hizo con elegancia, con una sonrisa en la cara, pero sin dudas. «Esta Liga no la vamos a ganar», repitió hasta en dos ocasiones. A buen entendedor, pocas palabras bastan, explica el refranero español. El técnico no se refería al partido ante el Atlético de Madrid, en el que se reclamó un penalti de Busquets y menos permisividad con la dureza rojiblanca a Pérez Lasa. Guardiola había visto el Rayo-Real Madrid y se había indignado con la actuación de Fernández Borbalán. Sin hablar del rival, habló del rival.
En el club azulgrana también llama mucho la atención que Messi y Pepe vayan a cumplir el primer ciclo de tarjetas en la misma jornada. Es otro motivo de queja, sin quejarse. «Mucha gente pedía que Messi descansara, pues descansará la próxima semana, como Pepe», señaló Guardiola en el Calderón. El técnico azulgrana considera que la misión de remontar diez puntos a su máximo rival está cerca de ser imposible, pero no se resigna. No sólo por el escandaloso número de puntos que ha sumado ya el equipo blanco, sino por «factores externos», un término que se ha puesto de moda en can Barça para referirse a las injusticias arbitrales. Guardiola también lo llama «azar». «Hemos de intentar volver a jugar a un nivel tan alto que el azar no pueda intervenir en nuestro resultado», exponía hace poco.
Las quejas del Barça no sólo viajan en puente aéreo, los azulgrana se sienten muy perjudicados por los árbitros esta temporada. «Unas veces te perjudican y otras te benefician, pero este año nos perjudican más que otros», decía Xavi hace unas semanas. El Barça tiene marcados los partidos de Mestalla y Cornellà, en los que los colegiados le obviaron hasta tres penaltis, dos a Messi ante el Valencia –para que al argentino le piten un penalti hay que romperle una pierna– y unas manos clarísimas de Raúl Rodríguez en el último minuto del derbi catalán.
Los métodos sutiles del Barcelona contrastan con los cañonazos que disparan desde Chamartín. «Me daría vergüenza ganar una "Champions"como Guardiola. ¿Por qué Ovrebo? ¿Por qué De Bleckeere...?», denunciaba Mourinho en las semifinales europeas de la temporada pasada. Un «Mou» que, por supuesto, obvió la actuación de su paisano Benquerença cuando eliminó a Guardiola al frente del Inter.
El gran número de clásicos ha dado pie a escenas como la de Mourinho esperando en el párking del Camp Nou para quejarse a Teixeira, y a frases como ésta que no ha negado Villar, presidente de la Federación, a Rosell, ahora que al Barcelona le pintan bastos: «Qué más quieres que te dé, Sandro».
La última queja
Carles Vilarrubí, vicepresidente azulgrana, denunció ayer que «no se dan las condiciones normales para que gane el mejor». Afirmó en RAC1 que «no nos quejamos de los árbitros; pero nuestros jugadores necesitan un plus de excelencia en el campo para ganar cualquier cosa, porque las situaciones objetivas, en situaciones normales, siempre juegan en contra». Y cree que unas obras (en el Bernabéu) no son «excusa aceptable para no albergar la final de Copa».
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