Barcelona

Mas fija el pacto fiscal como primer paso de la «transición nacional» catalana

El líder de CiU, Artur Mas, ganó las elecciones con la mayor distancia registrada jamás entre el primer y el segundo partido en unas elecciones catalanas, pero esta ventaja no le servirá para poder ser investido en primera vuelta.

Artur Mas inició ayer el debate de investidura, que se prolongará hasta el jueves
Artur Mas inició ayer el debate de investidura, que se prolongará hasta el jueveslarazon

A Mas no le queda otro remedio que esperar a que una segunda votación le facilite convertirse en president, dado que ningún partido está dispuesto a darle la mayoría absoluta necesaria para ser investido hoy mismo.

Una complicación que inevitablemente estuvo presente como telón de fondo en discurso que recitó ayer el nacionalista en el inicio de su debate de investidura. La ambigüedad y la poca concreción propias del que busca entendimiento con sus adversarios fueron las protagonistas de un parlamento hecho con mano tendida. En 38 folios y durante casi dos horas, el nacionalista volvió a repetir los detalles de su programa electoral, que pasa por crear un gobierno amigo de la actividad económica, por adelgazar de la administración y por implicar a la iniciativa privada en la provisión de servicios públicos.

Sin embargo, si alguna cosa llamó la atención de la arenga de Mas fue su intención de iniciar una «transición nacional» catalana hacia la consolidación del derecho a decidir, después de la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatut y recogiendo el espíritu de la manifestación del 10 de julio. «Igual que España hizo su transición democrática al acabar la dictadura franquista, Cataluña debe iniciar su transición nacional. Hablo de transición, no de revolución. Y como toda transición hay que hacerla de manera democrática, pacífica y en base a grandes consensos», precisó. Las primera estación del periplo soberanista de Mas no será otra que el gran proyecto estrella de CiU, el pacto fiscal catalán en la línea del concierto autonómico, y el final será que el que los catalanes quieran después de que el pacto constitucional entre Cataluña y España haya demostrado que «no da más de sí». Eso sí, siempre que hayan mayorías amplias que avalen cada paso. «Cataluña y el pueblo catalán no desfallecerán», avisó un Mas decidido a liderar el camino de la defensa del «autogobierno y las libertades» de Cataluña, pese a las reservas de PP y PSC.

Como ya hizo durante toda la campaña electoral, el nacionalista volvió a exigir la colaboración de todos, partidos políticos y sociedad civil, para levantar Cataluña. Y para muestra un botón, Mas anunció que el presidente del Círculo de Economía, Salvador Alemany, dirigirá una comisión asesora en materia económica. El presidente del Colegio de Médicos, Miquel Vilardell, hará lo propio con una comisión sobre salud. Para acabar de robustecer su voluntad de implicar a todo el mundo en el resurgimiento catalán, se vistió de John F. Kennedy, al instar a los catalanes a «no preguntarse qué puede hacer tu país por ti, sino preguntar lo que puedes hacer tú por tu país». Una frase que Kennedy utilizó en su discurso inaugural en 1961.

La herencia del catalanismo

A pesar de su admiración por el ex presidente estadounidense, Mas reconoció sentirse heredero del catalanismo y, por este motivo, citó a algunos de sus predecesores en la Generalitat. No faltaron Pujol, como constructor de la Cataluña moderna», ni Maragall, «el padre del Estatut», ni Montilla, «que ejemplifica el éxito del modelo de integración catalán».