Autonomías

Alarte rompe las negociaciones con el Consell en materia de sanidad

Pide el cese de Rosado por el cierre de camas hospitalarias

El secretario general del PSPV, Jorge Alarte, ayer en la sede de su partido, durante crítica a los «recortes»
El secretario general del PSPV, Jorge Alarte, ayer en la sede de su partido, durante crítica a los «recortes»larazon

Valencia- El PSPV aprovechó el anuncio de la Conselleria de Sanidad del cierre de 262 unidades hospitalarias para dar por rota cualquier posibilidad de consenso con el Gobierno autonómico en materia de sanidad. Así lo manifestó ayer su secretario general, Jorge Alarte, en una comparecencia que tildó de «urgente».
En su opinión, esta decisión del Consell es el «mayor recorte de la salud pública valenciana de toda la historia». Por ello, pidió el cese del titular de esta área, Luis Rosado, y de la secretaria autonómica de Sanidad, Manuela García, a quienes consideró partícipes de la «mentira» del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, sobre que no iba a ver reducción de prestaciones sociales. A su juicio, la «gravedad» de la situación económica de las cuentas públicas le ha obligado a suprimir plazas hospitalarias, a paralizar dos hospitales que todavía no están en funcionamiento y a renunciar a la construcción de otros tres.
El síndic socialista anunció también que su partido se movilizará y organizará reuniones con los alcaldes y organizaciones en las comarcas afectadas.
De momento, el PSPV sólo consideró nula la posibilidad de consenso en materia de sanidad. Los otros puntos del decálogo para lograr acuerdo en las líneas básicas de la política del Consell que les presentó su vicepresidenta, Paula Sánchez de León, no se verán afectados. Por tanto, sí continuarán las negociaciones sobre empleo y competitividad, financiación autonómica, ordenación del territorio, infraestructuras estratégicas, educación, agua, reorganización de la administración, seguridad y transparencia y participación ciudadana.
La portavoz, Lola Johnson, consideró que los socialistas han demostrado que no tienen «ninguna voluntad» real de negociar.