Salud
Los alérgicos se enfrentan al mayor pico de polen
Las alergias han venido con fuerza. De hecho, entre el 9 y el 15 por ciento de españoles alérgicos al polen está sufriendo los picores, estornudos, lagrimeos, rinitis y resto de síntomas alérgicos que tan molestos resultan. Las lluvias y las bajas temperaturas registradas hasta mediados del mes pasado han hecho que se retrase el comienzo de la polinización que, con la llegada del calor, se está produciendo de forma brusca e intensa. «Aunque la creencia habitual es que la alergia al polen se presenta, sobre todo, en los meses de abril y mayo, lo cierto es que el mayor pico de incidencia se da entre el 15 de mayo y finales de junio, lo que hace que, ahora los alérgicos se encuentren en la época álgida de la alergia y sufran especialmente las altas concentraciones de granos de polen», explica el Pedro Ojeda, alergólogo de la Clínica Ojeda de Asma y Alergia. Se han registrado en los últimos días niveles de hasta 324 granos/m3 de aire de media diaria de los recuentos de pólenes, unas cifras muy elevadas si se tiene en cuenta que «a partir de los 50 granos/m3 la mayoría de los pacientes polínicos van a presentar síntomas alérgicos. Así, estos elevados recuentos de niveles de polen hacen que la intensidad de los síntomas alérgicos sea también mucho mayor», apunta Ojeda.
Aliviar de síntomas
Si el alérgico no ha podido acudir antes al especialista y sufre los síntomas durante estos días, la recomendación para el alivio temporal de las molestias asociadas a la alergia es acudir al médico de Atención Primaria o consultar con el farmacéutico acerca del uso de antihistamínicos de segunda generación, como la loratadina, que no produce somnolencia a la dosis recomendada (por lo que el alérgico podrá continuar con sus actividades diarias como conducir o estudiar sin notar afectada su capacidad de atención) y se comercializa sin receta médica. Esta recomendación es más útil en las zonas urbanas, ya que «los alérgicos que viven en ciudades acusan más la alergia que quienes viven en el medio rural por el efecto sumatorio de la contaminación ambiental», señala el experto, quien apunta, además, que en las grandes urbes como Madrid hay que tener en cuenta que «existen grandes extensiones de parques y jardines y también que los pólenes viajan largas distancias».
Los pilares del tratamiento
De cara al manejo, hay que tener en cuenta cuatro pilares sobre los que éste se sustenta. En primer lugar, las medidas de evitación de exposición al alérgeno, como por ejemplo, no salir a las horas de mayor polinización del día, mantener las ventanas de casa y del coche cerradas, así como reducir al mínimo posible las actividades al aire libre, entre otras.
En segundo lugar, es muy importante la educación del paciente, ayudándole a conocer sus síntomas, su enfermedad y a interpretar los recuentos de pólenes. En tercer lugar está el tratamiento farmacológico que es uno de los pilares más importantes ya que gracias a los antihistamínicos, principalmente, y a otros fármacos como inhaladores y colirios, se logra disminuir la intensidad de los síntomas. Además, «los tratamientos que se utilizan habitualmente son fármacos con un perfil de seguridad muy bueno y en el caso concreto de los antihistamínicos de segunda generación, tienen la ventaja de no producir somnolencia», explica el experto.
Por último, la inmunoterapia, es decir, la vacunación, que tiene como objetivo principal hacer que el sistema inmunitario del paciente alérgico se vuelva más tolerante y menos reactivo al polen. Según apunta Ojeda «hoy es el único tratamiento que puede modificar el curso de la enfermedad alérgica, aunque esto no excluye en todos los casos el uso de farmacoterapia».
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