Castilla-La Mancha
Una visita para pedirle dinero por Carmen Gurruchaga
El presidente de la Generalitat visita el Palacio de La Moncloa para pedir al Estado 5.800 millones de euros con los que hacer frente a los pagos más urgentes del Gobierno catalán. Pero, como Artur Mas no quiere que los titulares de los medios de comunicación hagan referencia a la necesaria ayuda del papá Estado a Cataluña, ha desarrollado todo un discurso victimista según el cual la penosa situación económica que atraviesa esa autonomía es culpa del expolio al que se ve sometida al estar obligada a repartir sus ingresos con Extremadura o Castilla-La Mancha, y en ningún caso, al despilfarro del tripartito catalán durante la anterior legislatura. Y a partir de ahí dispara por elevación y afirma que si Cataluña fuera independiente no tendría problemas económicos; una aseveración falsa, pero que mueve las vísceras de los nacionalistas y genera una situación que a Mas se le va de las manos con la reciente masiva manifestación independentista. Puede que el presidente catalán debería haber puesto el freno y hablar sólo de pacto fiscal, sin ir más lejos. Así, habría evitado la irrupción en escena de Don Juan Carlos, quien, dado el cariz que tomaban los acontecimientos, se vio obligado a intervenir como jefe del Estado y como tutor de la inquebrantable unidad de España. Y es que la Constitución no reconoce el derecho de autodeterminación ni, por lo tanto, la secesión de una parte de España. Tampoco la posibilidad de que se lleve a cabo un acuerdo de financiación bilateral del Gobierno con una autonomía. Por eso, si el Gobierno de Cataluña pretende que cambie la actual situación político jurídica, debe empezar a construir la casa por los cimientos y pedir una reforma constitucional. Pero no montar semejante lío
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