México
La voz que sanaba por Martirio
He tenido la suerte de acompañarla en sus últimos momentos y una cosa tenía muy clara: estaba muy preparada para irse, tranquila, en paz con la vida, en paz con todo. La veía muy segura para emprender el viaje. Sabía que se iba y que tenía que llegar a su tierra. Es la cantante que más he escuchado en mi vida. Cuando la oía, y lo he hecho tantísimas veces, era como sentir que curaba mis amarguras con su canto, las mías, las nuestras, las de todos. Ha sido una artistas que ha significado una luz para tres generaciones y un símbolo del mejor México, referente absoluto y estandarte de libertad. Chavela era la intuición, una mujer muy digna que elegía muy bien cómo, donde y con quién quería estar. Y sobre todo, con un sentido del humor único. Yo, en esta estancia última en la Residencia de Estudiantes, le contaba tantos chistes y nos reíamos juntas mano a mano... Me gustaba sentir cómo sabía disfrutar de la vida porque ella ha sabido exprimirla, pero también ha sido una mujer que ha sufrido. Y mucho. El suyo es un corazón valiente. Yo diría que era tan grande que cabían todas las emociones. Su canción preferida, y la mía también, es «Las simples cosas», que grabé en 1999 con mi hijo. ¿Por qué ésta? Por la belleza, la letra, la música, lo que transmite, la interpretación, su fuerza. Perdemos con su marcha un estandarte de cómo se puede ser libre y de cómo se puede utilizar ese don que el universo te ha sabido dar. Chavela sanaba con su voz. Ha sido, es y será un ejemplo de cómo llevar la canción popular a sus más altas cotas, sin imposturas de ningún tipo y con la profundidad del alma humana. Estoy triste pero me queda su voz, su vida tan llena. Y su bendición, que me dio antes de irse.
Martirio
Cantante
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