Cataluña

La campaña del «Cameron catalán» y el SMS a la desesperada

El pronóstico generalizado de que CiU va a ganar las elecciones catalanas de este domingo con una holgada mayoría –aunque no absoluta– ha presidido una campaña que ayer llegó a su fin con las clásicas apelaciones a la participación.

Sánchez-Camacho y Alberto Fernández, ayer. Mas y Duran, ayer, en el Palau de Sant Jordi
Sánchez-Camacho y Alberto Fernández, ayer. Mas y Duran, ayer, en el Palau de Sant Jordilarazon

BARCELONA- Artur Mas apenas ha tenido que asumir riesgos a lo largo de los últimos 15 días porque el todopoderoso viento a favor de los sondeos soplaba a su favor. Simplemente ha tratado de mantener en vilo a su electorado, y a raya a sus adversarios, con quienes ha evitado a toda costa la confrontación. CiU ha acentuado su mensaje soberanista para captar a los descontentos de ERC e incluso difundió un video caricaturizando a una España carterista.
Bien distinto ha sido el papel del PSC, obligado a intentar una remontada inverosímil. José Montilla pidió a los suyos un esfuerzo de movilización «sin precedentes» y a fe que lo han intentado. El líder del PSC ha puesto todo de su parte, intentando golpes de efecto inéditos en él. Solemnizó que su apuesta por el tripartito había llegado a su fin; prometió no volver a presentarse a las elecciones y, sobre todo, buscó con ahínco un cara a cara con Mas. Nada parece haber surtido efecto. Ni tan siquiera el vídeo de las juventudes del PSC simulando que el voto produce un orgasmo. Ayer, en los últimos suspiros de la campaña, Montilla envió mensajes masivos a sus afiliados. «Evitemos que gane la derecha. ¡Pásalo!». Le faltó advertir que Mas piensa seguir el modelo del «premier» David Cameron en el Reino Unido, un referente que los socialistas han usado constantemente como espantajo.
El PP, por su parte, ha querido librar un primer pulso de cara a las próximas generales. Mariano Rajoy ha pasado media campaña en Cataluña para derrotar a los socialistas y lanzar la idea de que el cambio en España ha empezado. Los populares, además, aspiran a recuperar su condición de tercera fuerza –en detrimento de ERC– y ser decisivos para condicionar el próximo Govern.