Crisis en el PSOE
Diez años del leonés «impasible»
Por nueve votos y contra todo pronóstico, hoy hace una década que un leonés prácticamente desconocido entonces en la política nacional se hacía con las riendas de un PSOE moribundo tras la pérdida del poder y la marcha de Felipe González.
Aquél 23 de julio de 2000, cambiaría el rumbo de la historia del socialismo. Una victoria inesperada, que daría paso a una profunda renovación y acabaría con las viejas familias y sus luchas intestinas. Con José Luis Rodríguez Zapatero no ganaron ni los «renovadores» del felipismo ni los «guerristas» (aunque estos contribuyeran decididamente a su victoria), sino una nueva corriente que se hizo llamar Nueva Vía y que estaba integrada fundamentalmente por jóvenes diputados que años después entrarían a formar parte de la estructura del Estado. Ganó, sobre todo, la esperanza en un liderazgo tan incierto y desconocido como dispuesto a pasar las páginas del socialismo más siniestro y vetusto. Zapatero llegó decidido a romper, con firmeza, con actitudes y decisiones que pudieran asomar el más mínimo atisbo de «filesas», «roldanes», «veras», «barrionuevos»... Entre sus primeras decisiones de partido, retirar el pago a los abogados de los ex ministros Vera y Barrionuevo.Lástima que este primer aniversario no se celebre en su mejor momento. Las encuestas no le auguran nada nuevo; su credibilidad está por los suelos; la desconfianza ciudadana crece como la espuma y la sombra de su gestión en la peor crisis económica que se recuerda le puede traer su primera derrota electoral, si es que finalmente decide presentarse en 2012.Pero para eso aún queda algo más de un año y medio. En los diez anteriores, si algo no se le puede negar es que puso paz en el PSOE y dio al partido de Pablo Iglesias dos victorias electorales, la primera en 2004, cuando nadie daba un euro por la vuelta del socialismo a La Moncloa. Surgió un nuevo líder de la oposición que en sus primeros años acuñó una nueva forma de hacer política tanto orgánica como institucional: en el PSOE, «el cambio tranquilo»; en el Parlamento, «la oposicón útil». Con un PP de mayoría absoluta el nuevo socialismo se abrió poco a poco paso gracias un nuevo perfil político, el del talante. De aquellos años surgió el pacto antiterrorista y el de la Justicia, ambos propuestos por un leonés, al que unos apodaron bambi y otros «Maquiavelo». Ni lo uno ni lo otro, si algún epíteto podría acompañar la personalidad de Zapatero es el de «impasible». Nada ni nadie le aparta nunca de su camino o sus objetivos. Entre 2000 y 2004 tuvo claro que aquella era la única forma de abrirse paso . Le criticaron, le repudiaron, le ningunearon, dentro y fuera de su partido. Zapatero había demostrado sus dotes para una nueva organización del partido, y no le tembló el pulso para poco a poco, jubilando a muchos de los «dinosaurios» del socialismo. Pero, claro, aún estaba virgen electoralmente y las críticas internas no cesaron hasta que ganó las elecciones de 2004. Aquel día se acallaron las voces de quienes le cuestionaron internamente. Empezarían las del PP, que tardó cuatro años en sobreponerse del mazazo que le supuso perder las elecciones generales. La primera Legislatura de Zapatero estaría marcada para los suyos, por la política social y la extensión de derechos, pero para sus adversarios, por la ruptura de los consensos básicos. Los acuerdos de Estado saltaron por los aires. En materia antiterrorista con la fallida negociación con ETA y en materia autonómica con la aprobación de la primera reforma estatutaria sin el acuerdo de los dos principales partidos. De aquellos polvos, hoy estos lodos.Aún así su rápida corrección en política antiterrorista, su habilidad para «vender» la España plural y no la uniformada que etiquetó al PP y su empeñó en negar la crisis económica, le sirvieron revalidar su mayoría en 2008. Los que un día le atribuyeron una «baraka» que le hacía brillar en los peores momentos, le dan por amortizado tras la crisis económica.Muchos de ellos preparan, en cenas y comidas conspiratorias, su relevo. Y es que Zapatero ha pasado en diez años de ser la solución del PSOE a convertirse en un problema para ganar las próximas elecciones. Aviso importante: el leonés impasible resurge como el ave Fénix.
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