Grecia

El lunes más negro del euro

Los inversores un día se ceban con la deuda de Grecia, otro con la de Irlanda, después con la de Portugal y luego con la de Italia. Lo que no cambia es la víctima de los daños colaterales de la crisis del euro: España, siempre en la fina barrera que separa la solvencia de la quiebra a ojos de un mercado que la zarandea de lado a lado con un criterio a veces inexplicable.

El lunes más negro del euro. Vea el gráfico completo en documentos adjuntos
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Como si hubiera una «mano negra» en el mercado secundario de deuda soberana que apostara por la caída de nuestro país, el interés del bono nacional a diez años es el fiel testigo alcista de los problemas de las economías de otros y de la suya propia. Del futuro del euro, en definitiva, que es de lo que trata el juego de los especuladores.
Ayer no había un motivo fuerte en nuestro país que justificara que el interés del bono a diez años superara el 6% (el rendimiento de la deuda evoluciona a la inversa de la demanda). «La situación de España no ha cambiado», asegura Nuria Álvarez, analista financiero de Renta4.
A pesar de no haber noticias económicas de especial relevancia dentro de nuestras fronteras, además de las consabidas debilidades estructurales y la interminable reforma financiera,
la prima de riesgo (diferencial frente a Alemania) escaló hasta su máximo histórico de 339 puntos básicos a las cinco de la tarde (54 puntos más que el viernes, la mayor subida diaria desde enero de 2010). Posteriormente, se relajó hasta los 336 puntos para despedir una sesión infernal para los intereses nacionales. Cada punto adicional de riesgo país le cuesta a España unos 120 millones de euros «extra» en concepto de rendimientos, tanto de emisores públicos como privados.
En el mercado de deuda hay una palabra que pesa como una losa cada vez que se rumorea o se pronuncia. Hablamos del «default» (quiebra en anglosajón), que, según Nuria Álvarez, explica parte de la psicosis vendedora que está viviendo el mercado de deuda y en las principales bolsas europeas. Además, la falta de acuerdo en la UE sobre el segundo rescate de Grecia «podría ampliar la prima de riesgo», según señala Álvarez.
Felipe Arrizubieta, analista de mercados de Banif, explica que el mercado ha mostrado su decepción por la demora en los planes de consolidación italianos, y apuesta por «no exagerar las cosas» en todo lo relativo a las primas de riesgo actuales. No en vano, hace sólo dos semanas los 300 puntos básicos funcionaban como barrera psicológica del rescate, pero ayer ya se hablaba de los 400, e incluso de los 500 puntos, con lo cual tampoco deberían funcionar más que como referencias redondas. En los casos de Grecia, Portugal e Irlanda, la situación fue distinta.
En clave macroeconómica, existe un fuerte temor en el mercado respecto a la situación de Italia. Mayor incluso que el que pesa sobre España. Después del desplome bursátil sufrido el viernes por su sector financiero, el mercado de deuda recogió rápido el testigo y ayer encareció la deuda soberana de Italia al 5,58% en el secundario (la prima de riesgo transalpina se disparó hasta los 290 puntos).
Arrizubieta señala, sin embargo, que Italia, al revés que el resto de economías periféricas, «podría cerrar el año con superávit presupuestario» a pesar de su abultada deuda pública. En plena obsesión por el déficit, resulta llamativo que un país que respeta el equilibrio presupuestario esté siendo tan castigado. Lo que se deduce de la situación actual es que los inversores buscan la debilidad estatal como excusa perfecta para «hacer sangre», señalan fuentes del mercado. Lo peor es el precio que pagan las «víctimas», bancos y erarios públicos principalmente.

Desplome bursátil
Los mercados de valores también sufrieron una jornada aciaga y el Ibex 35 llegó a caer más de un 3% a media sesión. Al cierre, el selectivo se dejó un 2,69% en una nueva sesión de castigo para los bancos. Las entidades financieras son las que más se juegan en la crisis de deuda, ya que son los principales tenedores de deuda soberana y sufrirían en primera instancia los impagos de los estados de la UE.