Elecciones europeas

El forzudo y la pizpireta

La Razón
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Nunca creí en que habría juego limpio en la batalla interna del PSOE en Madrid. Es algo que se dice pero no se cumple. En política, como en casi todo, lo importante no es participar, sino ganar. Un general no acude a la batalla con la moral de «que bien hoy tenemos un combate a ver quién gana». No le falta razón a la pizpireta Trini, la simpática oficial del Gobierno, al definir a su rival, el forzudo Tomás Gómez, muy aficionado a moldear su cuerpo en el gimnasio, como el candidato favorito de la derecha. He de reconocer mi estupor ante el fervor que despierta, entre algunos periodistas y políticos, alguien soberbio y sectario como Gómez. La antipatía por Zapatero no les debería ofuscar hasta el extremo de convertirlo en un héroe. La realidad es que Trini y Tomas, son dos perdedores. La ministra siempre sonríe, como hacían los hippies de los sesenta, pero Gallardón la derrotó. Gómez era un alcalde muy votado, aunque en una ciudad de medio tamaño, pero le consideran un caballo perdedor.