Estados Unidos
OPINIÓN: Aquel niño de 14 años
Recuerdo perfectamente cuándo fue la primera vez que vi a Rafa en una pista de tenis. Fue en uno de esos torneos que organizaba una marca de ropa deportiva en el que se juntaban los mejores jugadores de 14 años. Rafa estaba entre ellos. Carlos Costa, su actual manager, y Toni Nadal me hablaron de él y me pidieron una opinión. Lo primero que les dije es que aquel chico tenía toda la pinta de ser un jugador especial. Por su actitud, por su capacidad competitiva, por su carácter, por cómo se comportaba en la pista... Allí había un jugador diferente. Lo que pasa es que ninguno, repito, ninguno, pensábamos que pudiera llegar tan lejos y ganar el «Grand Slam».
En su llegada al circuito parecía que «sólo» iba a ser un gran jugador de tierra. Jugaba muy atrás en la pista, pero a base de trabajo muy pronto ofreció señales que apuntaban que iba a ser capaz de adaptarse a cualquier superficie. El secreto de Nadal está en que su capacidad de trabajo es extraordinaria. Siempre que entra en la pista para entrenarse lo hace como si el mundo fuera a desaparecer mañana. Su empeño en aprender y en mejorar es admirable. Así suceden cosas como lo de su servicio en el Abierto de Estados Unidos. Lo llevaba trabajando mucho tiempo con Toni y en Flushing Meadows se han visto los resultados. Rafa no se va a quedar aquí. Su deseo, y para eso va a trabajar, es seguir ganando «grandes» y mejorar día a día.
Federer, Djokovic, Murray y compañía sabían hace tiempo lo que se les venía encima. Nadal es el mejor jugador del mundo y lo más grande de todo es que aquel niño de 14 años amenaza con seguir mejorando.
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