Ciencia y Tecnología

Todos al juego por Advert-Ido

La Razón
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Ala espera de que se confirme el maná Eurovegas, surgen como setas todo tipo de ofertas de juego en internet amparadas por la ley que entró en vigor el pasado mes de junio. Hasta ahora sólo se podían anunciar por televisión Loterías y la ONCE, anunciantes que casi siempre han cuidado su comunicación, y con más o menos acierto creativo suelen firmar campañas originales y destacadas, algunas de las cuales forman parte con méritos de la historia de la publicidad española, como El Cuponazo, el calvo de la Lotería de Navidad, el perrito Pancho, el humor de las tapitas y la cremita, o la más reciente fábrica de los sueños.

Con estos antecedentes y las buenas campañas internacionales que suelen verse para anunciar sorteos y loterías, era de esperar que los nuevos competidores hiciesen un gran esfuerzo por conseguir crearse una imagen atractiva e intentar transmitir la confianza imprescindible que necesita cualquier marca recién llegada al mercado. Por si fuera poco, es de los pocos sectores en los que puede aumentar la inversión publicitaria, algo sin duda positivo para el sector.

La sorpresa es que la mayoría de las nuevas empresas parecen haber cogido el modelo de imagen de las brujas y videntes televisivas. Una se presenta con Belén Esteban de prescriptora recomendando jugar al bingo en la peluquería. Otra opta por un peculiar humor e ironía con los Muchachada Nui y su familia Binguez, que parecen cachondearse de los posibles incautos que decidan jugarse los euros con ellos por internet. En ambos casos emplean rodajes caseros tan cutres que no pasarían ni el control de calidad de YouTube, como si su intención fuera mostrar que son igualitos a esos bingos de barrio que en su mayor parte cerraron hace tiempo. Por no hablar de las chillonas apuestas deportivas que se anuncian en los carruseles radiofónicos.

La única explicación posible es que los nuevos juegos on-line busquen como clientes a los mismos que llaman a esos adivinos que llenan tantas horas de programación en algunas TDT, o los que compran maravillosos productos en teletiendas que ni se molestan en doblar el acento latino. En cualquier caso, parece incomprensible que empresas que basan su éxito en popularizarse por televisión para que la gente los busque en internet opten por anunciarse de forma tan surrealista. O, quién sabe, quizá canten bingo y les funcione.