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ANÁLSIS: En manos de quién está todo el poder por Hu Xingdou

La Razón
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l ¿Cuál es el alcance de la corrupción en China?
-Es, sin duda, un gran problema. La tasa de corrupción es altísima. Se investigan más de 10.000 casos al año, mientras que en Japón no pasa de unas pocas decenas. Esta cifra nos da una idea de lo que realmente puede haber detrás, ya que la mayoría de las veces la corrupción no se investiga. El problema es que no hemos establecido un sistema moderno y eficaz para luchar contra la corrupción, por ejemplo abriendo al público datos financieros y patrimoniales y permitiendo que los medios de comunicación ejerzan de supervisores y control de la corrupción.

l ¿Cuánto se están enriqueciendo las familias políticas?
-Las grandes fortunas están controladas en China por el poder político. Hay una clara conexión entre ambos. Hay investigaciones que muestran que entre el 91 y el 92 por ciento de las fortunas multimillonarias pertenece a personas con poderosas conexiones en la cúpula. Al mismo tiempo, el 90 por ciento de los altos cargos administrativos recae en las mismas familias. La concentración del poder en este país es evidente. Dicho esto, es muy difícil determinar en manos de quién están realmente las propiedades, ya que el sistema que existe no es transparente. Por ejemplo, no hay un registro público de propiedades y eso dificulta, o hace casi imposible, cualquier tipo de investigación.

l ¿Cómo percibe la ciudadanía las crecientes desigualdades?
-La brecha entre pobres y ricos es un gran problema para China y, de hecho, el Gobierno es consciente de ello y lanza de manera más o menos frecuente campañas destinadas a distribuir mejor la riqueza. El problema nuevamente es la estructura de poder, que hace que cualquier política de redistribución se quede en un mero eslogan, sin tener ningún contenido real. La prioridad sería una reforma que beneficiase a las personas, en detrimento de las empresas y los conglomerados estatales. Por ejemplo, una mayor proporción de los beneficios deberían utilizarse para elevar los salarios de los trabajadores y dejar que la gente tenga dinero para gastar y vivir mejor que ahora. También se debería permitir que los trabajadores se organicen para negociar sus exigencias.

 

Hu Xingdou
Experto del Beijing Institute of Technology