Libros

Barcelona

Los saharauis desde dentro

Los saharauis desde dentro
Los saharauis desde dentrolarazon

Pérez Rosado se quedó sin habla cuando durante el rodaje de un filme sobre Chiapas el subcomandante Marcos le preguntó por el conflicto saharaui, del que todo el mundo habla ignorando su complejidad. Rosado se puso manos a la obra: rodó tres documentales y una película de ficción sobre el tema, a los que ahora se añade éste, «Wilaya», que pretende reflejar «el drama del pueblo saharaui: cómo siguen sobreviviendo en un territorio que no es el suyo pero al que consideran su país, gobernados por el Frente Polisario, y qué va a ser de las nuevas generaciones, tan marcadas por el vínculo con la cultura española».

España adoptiva
«Me interesaba más la dimensión humana que la política, aunque a estas alturas pretender que lo humano no sea político me parece un disparate». «Wilaya» (nombre que designa a los asentamientos de campos de refugiados) responde a esa visión intimista del conflicto explicando la historia de dos hermanas que representan sendas maneras de enfrentarse a la identidad cultural: Fatimetu, que deja su exilio en su España adoptiva por la muerte de su madre, y Hayat, que no conoce mundo más allá de las fronteras del campamento. «Wilaya» examina cuál es la situación de la mujer en una cultura que se debate entre la tradición y la modernidad. Es el rasgo común que el pueblo saharaui tiene con las contradicciones de otros países musulmanes, atrapados entre el fundamentalismo y los aires libertarios de la revolución. «Creo que el islamismo radical ha crecido», confiesa. «Antes había menos islamistas, ahora rezan cinco veces al día. Antes, la lucha diaria estaba centrada en la guerra, ahora en conservar su identidad. La consolidación del islamismo quiere combatir la progresiva occidentalización de los saharauis». Rosado no pierde la esperanza: «Un día llegará la primavera para los saharauis».

 

Del velo a los vaqueros
Nadhira Mohamed acude a la presentación de «Wilaya» con el velo puesto, aunque en su vida diaria vista vaqueros y zapatillas. Es una cuestión identitaria: ha prometido llevarlo para reivindicar su simpatía con la causa de las saharauis. Lleva casi una década viviendo en España y los conflictos culturales de su personaje le suenan como propios. «Viví un proceso de adaptación similar al de Fatimetu. También aprendí a entender la importancia de la mujer en una cultura que la ha convertido en la reina del espacio doméstico, en el pilar de la familia». Aunque aún esté mal visto que una coja el toro por los cuernos y monte su propio negocio, como hace Fatimetu en «Wilaya».