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Sánchez Adalid narra la vida de un seguidor de Jesús

La Razón
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«El vino produce tal exaltación que nos acerca a la divinidad». Lo dice un párroco nacido en el seno de una familia de bodegueros que se ha convertido en uno de los escritores más vendidos en nuestro país. A través de la historia de Aristeo Podalirio, un griego de Siracusa servidor del dios Asclepio en Corinto, Jesús Sánchez Adalid explora en «Los milagros del vino» (Planeta) una de las transiciones más importantes ocurridas en occidente y prácticamente inéditas en nuestra narrativa: la que se produjo tras el fin del politeísmo y la expansión del cristianismo: «En nuestro imaginario no figura el cambio espiritual que se produjo en el mundo clásico. Fue la debilidad lo que abrió paso al cristianismo, gestado en el mundo grecolatino». Podalirio ejerce la sagrada medicina que aprendió en Epidauro. «El protagonista refleja el prototipo del mundo clásico en el siglo I: está agotado y no encuentra respuestas». Rodeado de muerte y enfermedad, Podalirio abandona Corinto y sus rituales para seguir las palabras de Saoul y Lucius (San Pablo y San Lucas) y calmar sus ansias espirituales. El protagonista llegará hasta Galilea para ver «si es cierto todo lo que se cuenta en ese "buen anuncio"». Aunque la religión es uno de los protagonistas, Sánchez Adalid asegura que «no es un libro para creyentes. Se trata de una novela que sirve para entender muchas de nuestras costumbres». De hecho, el autor rehúsa el estigma de escritor de novela histórica: «No quieron que me identifiquen con este cliché. Quiero contar historias, no la Historia con mayúsculas».