Libros
Buscamos felicidad por Irene Villa
En ésta, mi primera columna como madre, me gustaría reflexionar acerca de un dato que no debería dejarnos indiferentes: el índice de natalidad en España cae por tercer año consecutivo. Echan la culpa a la crisis económica, al retorno de los inmigrantes y a la incorporación de la mujer al trabajo. Nos asusta y frena la crisis cuando sabemos que nuestros antepasados afrontaron situaciones peores creando familias numerosas. Creemos ser más felices por posponer e incluso descartar la idea de ser padres, para vivir mejor económicamente y no vemos que el dinero destruye relaciones, potencia ambiciones que nos encadenan o pensamientos que nos alienan a un trabajo obsesivo que nos aleja de la plenitud… eso cuando no se acaba, se va o te arruina la vida… Los hijos aportan todo lo contrario: ilusión, risas y un trabajo recompensado con creces. Sin embargo, la tendencia es el hijo único, forzado a enfrentarse a una vida sin hermanos, y unos padres, obligados a invertir mucho más tiempo en que su hijo no se sienta solo, ni se aburra… En las familias numerosas los hijos se crían solos, además aprenden, porque no les queda otra, a colaborar, compartir, respetar, trabajar en equipo… y otros muchos valores que les harán fuertes y felices. Si sabemos que la felicidad está en la autoestima, en sentirnos queridos, en las relaciones humanas, en los hijos, ¿por qué renunciamos a ellos?
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