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El brindis por Ángel del Río

La Razón
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Mi amigo, funcionario de la Comunidad, fue ayer, como de costumbre, a comer su paella al chiringuito playero. Pero no era un día cualquiera. Había algo que celebrar, y a los postres pidió una botella de sidra fresquita. No era su cumpleaños, ni el de la suegra. Era el día en el que la presidenta Aguirre acababa de anunciar que retiraba la medida anunciada de rebajar el sueldo de los funcionarios un 3,3%. La presidenta considera que suprimiendo la paga extra de Navidad ya es suficiente, que no es menester recortar los salarios, incluso dijo que se les reintegraría la rebaja ya aplicada en la nómina de julio. Una buena noticia que bien merecía una copita de sidra para facilitar la digestión del arroz. No podrán celebrar lo mismo los altos cargos, a los que se les mantiene la supresión de la paga de Navidad, pero no se les exime del recorte mensual de sus retribuciones, y algunos de estos altos cargos ya comentan en la intimidad, que empiezan a estar cansados de que cuando hay que tomar medidas drásticas que afectan al bolsillo, sean siempre ellos el oscuro objeto de deseo recortador. Aguirre ha echado cuentas y ha llegado a la conclusión de que con la supresión de la paga de Navidad es suficiente, de momento, para que cuadren las cuentas.

Quien no pidió ayer a los postres una botella de sidra fresquita, fue mi otro amigo, el que trabaja en una empresa privada, que se marchó de vacaciones después de que su empresa hubiera decidido reducir en un 12% el sueldo de sus empleados, a fin de evitar un ERE. Mi amigo no tenía nada que celebrar. Nadie de su empresa le había llamado para decirle que el jefe había decidido revocar la decisión de recortarle el sueldo. Su mujer puso sal en la herida: «Ya te dije en su día que te hubieras presentado a las oposiciones. Ahora serías funcionario y podríamos brindar con un sorbito de sidra».