Francia

Gitanos

La Razón
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Después de tantos años buscando al enemigo, lo hemos encontrado. Son los gitanos rumanos. Y al enemigo, ni agua. Todos juntos, bajo la égida de Sarkozy, les hemos dado una buena paliza. Tenemos argumentos para atizarles. Todos son delincuentes. Según el Gobierno, en Francia el 14% de los chorizos son de esa etnia. No sabemos todavía si el nuevo Napoleón decidirá también deportar al 86% restante. Lo que sí sabemos es que el enemigo ha sido enviado para casa por ser gitano rumano. De hecho, muchos han tenido que coger el billete sin tener ni una mísera denuncia.
Los enviamos a Rumanía, su país, que los desprecia y menosprecia. Donde les son negados los más elementales derechos. Rumanía, sin embargo, se ha ido de rositas de la cumbre europea. La comisaria Reding ha recibido de lo lindo. A Rumanía, la culpable de la situación por no hacer sus deberes, ni un reproche. Europa ha empezado a tocar su réquiem. Nuestros líderes no se han parado a pensar que estos ciudadanos, gitanos sí y rumanos también, son europeos. Que pueden circular libremente. Que tienen derechos. También deberes, evidentemente. Que su marginación no es consecuencia de ser de una raza sino de la exclusión social que padecen. Europa no ha sabido defender sus derechos a pesar de ser europeos, por muy gitanos que sean, ni ha tenido agallas para apostar por la convivencia. Ha preferido la deportación. Es más fácil. Da votos. Además, mejora la economía. Se favorece a los delincuentes autóctonos, que los hay, no lo duden. Su negocio será más floreciente. Tendrán menos competencia porque, como todo el mundo sabe, los gitanos rumanos son todos delincuentes. Los otros todos honorables.