Pacientes

Las falsas terapias contra el cáncer al descubierto

Uno de cada tres pacientes utiliza remedios naturales para paliar los síntomas. Algunos, como la vitamina C, pueden incluso ser perjudiciales

Tomar sustancias «naturales» puede perjudicar los tratamientos oncológicos
Tomar sustancias «naturales» puede perjudicar los tratamientos oncológicoslarazon

MADRID- El 30 por ciento de los pacientes en tratamiento oncológico utiliza algún tipo de «terapia» complementaria como forma de paliar los síntomas producidos por la enfermedad o los tratamientos. Bajo la premisa de que «no todo lo natural es inocuo», la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) ha creado un nuevo apartado de medicina integrativa a través de la página web oncosaludable.es con información veraz y científicamente contrastada para que los pacientes con cáncer puedan aclarar sus dudas y dotar a los oncólogos de una herramienta de apoyo en sus consultas.

Según el doctor Juan Jesús Cruz, presidente de la SEOM, conviene aclarar que dentro de la Medicina Integrativa se encuentran «una serie de productos como plantas medicinales, minerales y terapias cuerpo-mente que complementan el tratamiento de los pacientes con cáncer y que, por ejemplo, pueden servir para aliviar la angustia de recibir quimioterapia. Por su parte, la medicina alternativa es aquella que consiste en seguir un tratamiento diferente al que recomienda el profesional, como por ejemplo, consumir uñas de gato, una planta de la que se publicita su eficacia en el tratamiento del cáncer». El doctor Pedro Pérez Segura, coordinador de Prevención y Diagnóstico Precoz de la SEOM, alertó del riesgo de recurrir a ciertos productos sin consultar con el médico. Y sugirió que algunas de las respuestas que se pueden obtener en la web son, a modo de ejemplo, que «el zumo de naranja o pomelo, así como productos compuestos por piel de uva en dosis elevadas, pueden generar efectos adversos en el organismo, ya que el exceso de vitamina C puede interactuar con la quimioterapia». Asimismo, respecto a las bayas de Goji, cuyo consumo ha crecido de forma considerable en los últimos meses, Pérez advirtió de que «se han retirado partidas completas con altas dosis de plomo». Respecto al supuesto papel del selenio en el tratamiento oncológico, aclaró que «estudios realizados para demostrar la eficacia del selenio en el cáncer de mamá, pulmón y próstata demostraron poca eficacia e, incluso, uno de ellos relacionó su consumo con el aumento del tumor de próstata». En situaciones de decaimiento y falta de energía, resulta habitual recurrir a suplementos de ginseng que, según Pérez, «no está recomendado en mujeres con cáncer de mama o de útero hormonosensibles».
Por este motivo, Cruz advirtió de que «los pacientes no deben tomar ningún tipo de sustancia o terapia sin conocimiento de su oncólogo. El paciente piensa que al ser naturales no interfieren en el tratamiento del cáncer y no siempre es así, ya que lo natural puede hacer mucho daño». Aunque para muchos afectados estos tratamientos complementarios puedan suponer la cura a la enfermedad, Cruz insistió en que «nada es la panacea, porque si no ya se habría comercializado. Asimismo, los beneficios en la mayoría de los casos son escasos, a veces sólo psicológicos, y eso si no tienen efectos perjudiciales».

Terapias relajantes
Pero no todo tiene por qué interferir en el tratamiento. Dentro de las técnicas que existen en la oncología integrativa, las conocidas como cuerpo-mente, que buscan aprender a relajarse, el yoga, por ejemplo, puede reducir la fatiga y el cansancio asociados con la enfermedad y sus tratamientos. Incluso en muchos hospitales o asociaciones de pacientes se enseña reiki o meditación para aprender a parar la mente. El popular aloe vera ejerce un efecto antitumoral, por ser un regenerador celular, y la caléndula ayuda a combatir la toxicidad cutánea.
No hay que olvidar, que el uso cada vez más frecuente de estos productos y de la falta de fiabilidad para recomendarlos proviene, según Pérez, «de familiares, conocidos o internet, con la idea de curarse con una menor toxicidad, especialmente en situaciones desesperadas, cuando la realidad es que los efectos pueden llegar a ser muy graves, incluso llevar a la muerte en algún caso». Y añadió que, «salvo honrosas excepciones, la mayoría de los datos existentes en la red están faltos de objetividad y persiguen, muchas veces, un interés económico». Por ello, insistió en que «a los oncólogos nos preocupa el impacto que pueden tener sobre la salud y sobre la eficacia de los tratamientos».


Ha alertado del uso cada vez más creciente de estos productos y de la poca fiabilidad de la recomendación para tomarlos, que suele provenir de familiares, conocidos o Internet, con la idea de "curarse con una menor toxicidad", sobre todos en situaciones desesperadas, cuando la realidad es que los efectos pueden llegar a ser muy graves, incluso llevar a la muerte en algún caso.

Por eso, ha pedido "responsabilidad ética"a quienes aconsejen estos productos basados en supuestos beneficios, cuando la mayoría de los propios medicamentos autorizados para curar el cáncer se fabrican también a base de sustancias naturales y no por ello dejan de tener riesgos si no se administran correctamente.

Ha insistido Pérez Segura en que el zumo de pomelo, los preparados a base de uva o la soja no son malos en sí, pero el riesgo está en que se tomen cuando se reciben tratamientos médicos específicos contra el cáncer.

Sobre el selenio, ha dicho que hay estudios que no confirman que prevenga el cáncer, incluso alguno dice que puede incrementar el riesgo de padecerse.

También ha advertido sobre las "bayas del Goji", pues se ha detectado alta dosis de plomo en algunas partidas, y ha pedido a las autoridades sanitarias que controlen la entrada de productos que llegan como alimentos y se destinan en la práctica al uso médico.

Cruz ha señalado que los tratamientos complementarios no son ninguna panacea porque los beneficios en la mayoría de los casos son escasos, a veces sólo psicológicos, y eso si no tienen efectos perjudiciales.

En torno al 30 por ciento de los enfermos de cáncer recurre a otros productos y terapias de forma conjunta ("integrativas") o incluso alternativa, es decir, como sustitución de los tratamientos con control sanitario.