Sevilla

Vitalia incluyó en los expedientes a quien «indicaban desde la Consejería de Empleo»

El director regional de la aseguradora dijo a la Policía que el ex director de Empleo y Díaz Alcaraz fijaban hasta las rentas. 

La Razón
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Sevilla- Francisco Javier Guerrero, ex director general de Trabajo imputado por los Expediente de Regulación de Empleo (ERE) presuntamente fraudulentos, y el director regional de Vitalia Vida, consultora que gestionaba las ayudas, se han culpado mutuamente de los «intrusos» aparecidos en las ayudas de la Junta. En su última declaración como imputado ante la Policía, a la que tuvo acceso Efe, Guerrero reconoció haber ordenado dar «ayudas sociolaborales» a su suegra y a otros conocidos, si bien la inclusión concreta en empresas en las que nunca habían trabajado «fue cosa de Vitalia, y nunca por indicación suya».
Distinta fue la declaración como testigo de Jesús Bordallo, director regional de Vitalia Vida, quien el 22 de febrero manifestó a la Policía que «desde la Consejería de Empleo» siempre le indicaban las personas a las que había que incluir en las pólizas y las rentas mensuales que debían percibir.
También declaró, respecto a dos «intrusos» detectados en la sociedad Saldauto, que le indicaron su inclusión tanto Guerrero como Ramón Díaz Alcaraz, entonces asesor del director general y ahora diputado andaluz, y éste último «habló personalmente con él solicitándoselo», aunque el afectado ha negado tal intervención. Además, el delegado para Andalucía de Vitalia manifestó que los empresarios que firmaron ERE irregulares «eran conscientes» de que estaban incluyendo a «intrusos». En el caso del Restaurante Río Grande de Sevilla, afirmó que la dueña del negocio tuvo que firmar tres ejemplares de cada póliza con una relación de sus doce trabajadores afectados, por lo que «fue consciente» de la inclusión de una prejubilada que nunca había trabajado allí, algo que «es prácticamente imposible no verlo».
Sobre Saldauto, el testigo manifestó que los dos responsables de la sociedad «eran conscientes» y «sabían perfectamente» que estaban metiendo a tres «intrusos» junto a sus cinco trabajadores sometidos a expediente. Un caso especial es el de F. P. H. D., uno de los prejubilados «intrusos» de Saldauto, de quien Guerrero dijo que su nombre «no le suena de nada» pero el interesado declaró a la Policía que «tras diversas reuniones en su oficina, Guerrero prometió darle trabajo».