IVA
Eliminar el dispendio
El copago sanitario está presentándose como la panacea para curar –nunca mejor dicho– nuestros males del despilfarro. Al menos da toda la impresión si analizas los mensajes que nos trasladan desde diferentes ámbitos, especialmente desde el Gobierno, que vuelve a utilizar el globo sonda como introducción de sus actuaciones. Es posible que este nuevo impuesto termine por ser imprescindible para acometer la rebaja drástica del gasto público. Antes de que esto ocurra, el Gobierno está obligado a racionalizar el dispendio en que se ha convertido este transcendental servicio. Mi amigo Rogelio está convencido de que, antes que apostar por el copago, conviene gestionar mejor. Nada conseguiremos con otro castigo a los españoles, si antes no garantizamos una mejor utilización del dinero público. Y tiene razón. Para ello propone dos objetivos importantes. El primero, evitar que cada ciudadano tengamos una farmacia en casa. Es habitual que todos los hogares estén provistos de medicinas innecesarias, que sólo son utilizadas para echarlas a la basura cuando ha pasado la fecha de caducidad. Con el agravante de que, entre ellas, no hay genéricos. Porque, ésa es otra, los médicos son proclives a eludirlos. El segundo capítulo para la citada racionalización son los inmigrantes, que disfrutan en su mayoría de recetas gratuitas, privilegio que no tenemos los contribuyentes, y que en numerosas ocasiones tienen un destino diferente del que debieran. Incluso no es anormal que terminen comercializándose en los países de origen. En fin, que antes de este nuevo castigo, los políticos están obligados a suprimir el dispendio. Al tajo, señores. Bueno, y señoras. Así es la vida.
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