Ciudad Real

Cospedal: «Quiero que los manchegos tengan iguales oportunidades que el resto de España»

Castilla-La Mancha se ha convertido en el punto clave del 22-M, pero ella ha evitado hablar de Barreda, su rival, para hablar de empleo y futuro

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CIUDAD REAL- Decidan lo que decidan las urnas, en la noche electoral será uno de los principales focos de atención. Si pierde, se echa encima toda la responsabilidad, porque el resto del equipo «ha cumplido de sobra». Y pase lo que pase, detrás dejará un largo camino que no comenzó en esta precampaña, sino con su elección como secretaria general del PP. A los secretarios generales de todos los partidos se les presupone un mando en plaza y una autoridad que si eres secretaria general tienes que demostrar por partida doble o triple. A ello se ha dedicado, pero hoy eso ya es el pasado y ahora está ante el Can Cerbero, la batalla por la presidencia de la Junta de Castilla-La Mancha, que como Hércules también quiere vencer con sus propias manos. Cuentan en su entorno que es tenaz, rozando en algún momento la cabezonería. Y también tiene un sano punto de desconfianza y de celo extremo de su vida personal que le sirve de coraza para protegerse del exterior.

Sus dos armas electorales han sido un autobús de campaña y un pequeño batallón, que ha oscilado en número de soldados dependiendo del sitio en el que tocaba mitinear. Ha estado dedicada en cuerpo y alma a los pueblos pequeños, con una media de cinco a siete actos al día. Y en el PP presumen de que por donde ha pasado, ha llenado, incluso cuando ha pisado territorio municipal comanche. Un síntoma –proclaman, rezumando satisfacción– de que el cambio está al alcance de la mano. Antes, la ciudad mágica era Ciudad Real, por aquello de la reforma electoral impulsada por el socialista Barreda para tirar hacia casa. A horas de que se cierre formalmente la campaña, la varita mágica de la victoria se ha desviado hacia Guadalajara y por eso a Rajoy le han colado por la retaguardia un último mitin en esa provincia, antes del cierre clásico en Madrid.

El escudo de Cospedal ha sido un discurso monocorde, empleo y empleo. El mismo de Rajoy a nivel nacional, pero sazonado con los agujeros de la gestión socialista que dejan los treinta años de gobierno y la losa de la crisis.Ya lo dice el refrán, no hay mayor desprecio que no hacer aprecio, y parece que Cospedal se lo ha grabado a fuego: no ha hablado apenas de su contrincante, salvo en contadísimas ocasiones, y ni siquiera se ha ensuciado con la réplica a las provocaciones socialistas que han ido deslizándose desde el terreno político al personal y familiar.

Llega a la recta final cansada, aunque lo aparenta menos que sus colaboradores. Y con la garganta rota. Ya padecía de dos nódulos que lleva tratando mucho tiempo en el foniatra y en la campaña no ha habido manera de hacerle dosificar los esfuerzos. El asesor que se ha atrevido a aconsejarle que acortase el discurso en algunas «plazas», para no quemarse antes de tiempo, ha sido callado de inmediato: «Todos tienen el mismo derecho a escucharme».

Con las luces cortas enfocándola, vende bien la imagen del político que se cree su vocación de servidor público. No es capaz de ponerle fecha al momento en el que le entró la afición por la política – «desde siempre», se limita a aclarar–, y con rotundidad a renglón seguido proclama que quiere ser presidenta de Castilla-La Mancha porque quiere que sus ciudadanos tengan las mismas oportunidades que los del resto de España. Dos medidas tiene ya en mente para el caso de que el 22-M confirme que ha logrado la hazaña de ser la primera dirigente del PP que llega a la Presidencia de la Junta de Castilla-La Mancha: un plan de empleo urgente y otro de austeridad.

Cuando las elecciones llegan bajo el ruido de tambores que todavía no se saben si anuncian una «movida» en la red o una movilización social de consecuencias impredecibles, la candidata templa su discurso para valorar las protestas ciudadadanas con las que se está despidiendo la campaña. «Yo respeto la libertad de expresión; pero represento a mucha gente que quiere cambiar las cosas en este país, y por eso voy a trabajar».

En lo personal no le cuesta pedir perdón ni reconocer que se ha equivocado –una virtud que le reconocen quienes han trabajado con ella– y en lo político acepta navegar por el río de la autocrítica. «Nos falla la comunicación, y hay que hablar más de los problemas de los ciudadanos, del empleo o de las dificultades de las familias para llegar a fin de mes. Y tenemos que demostrarles, con hechos, y no con palabras, que nuestra prioridad es resolverlos».

En corto, curiosamente, la coraza en la que se protege del exterior se resquebraja mucho antes de lo que el prejuicio indica. Deja ver, por ejemplo, que la procesión la lleva muchas veces por dentro; que su primer mandamiento es su familia; y que reniega y reniega de la idea de someter la maternidad a una carrera profesional, ni siquiera a la política. «Sé que no es igual de fácil para todas las mujeres, pero mi consejo es que si puedes hay que tirar para adelante, porque al final ya te las irás apañando, y unas veces conciliarás más y otras menos, pero merece la pena». En casa la llaman María Dolores, pero insistir por ese terreno es tiempo perdido. Con tacto y muy buenas maneras queda claro que esa puerta está cerrada y que la llave sólo la tienen los suyos.

¿Hay machismo en la política? «Sí, como en todos los ámbitos de la vida», contesta de sopetón. Confiesa que en política, como en la vida misma, la mujer tiene a veces que asumir pautas propias del hombre para hacerse escuchar y respetar. Que en política, como también en la vida misma, a una mujer se le exige que demuestre más que un hombre cuando llega a un cargo. Y que en política también hay traiciones, con la diferencia de que además del daño que te hacen, se desarrollan en la plaza pública y todo el mundo las ve. «La mujer tiene mucho que decir y hacer en política. Nosotras aportamos realismo, sensibilidad y capacidad de entender los problemas de la gente, no tengo ninguna duda», cuelga como punto y seguido de una de las reflexiones más íntimas que se permite como licencia. Ya de vuelta al discurso más protocolario, Cospedal recalca que todavía queda mucho por hacer en materia de políticas de igualdad, entre otras cosas una revolución de los horarios laborales. ¿Qué fue lo primero que pensó cuando conoció la noticia de la detención del director general del Fondo Monetario Internacional? «Que me repugna su comportamiento», responde sin pensárselo.


De cerca
–¿Qué lleva siempre consigo en la campaña?
–Un teléfono y pastillas para la garganta.
–¿De Guardiola o de Mourinho?
–Yo soy del Real Madrid.
–¿Qué le gusta leer?
–Casi todo.
–¿Y qué música escucha?
–Casi todo.
–¿Cómo se relaja?
–Estando en familia.
–¿Su paraíso perdido?
–Estando en familia.
–¿Cuántos amigos ha hecho en política?
–He hecho algunos.
–¿Qué es lo que más le molesta del cliché que hace la izquierda de la mujer de derechas?
–Que es mentira, es falso.


El PP denuncia un correo injurioso contra la candidata
El representante electoral del PP en Castilla-La Mancha ha presentado una denuncia contra «la persona o personas responsables» cuya identidad «ignoran» por los contenidos «injuriosos, vejatorios y que atentan contra la dignidad» de la candidata del PP. En concreto se trata de un correo difundido con un archivo adjunto en «power point» en el que se hacen comentarios tales como «vive en un pisazo de 265 metros», «su hijo va al colegio más caro de Madrid» o «cambió su apellido para darse aires de grandeza», informa C. S. Macías.