Cambios en el PP
El presidente apacible por Pilar Ferrer
Antes de perder la calma y hacer alguna tontería, llama a Mariano. Esta era una norma en el cuartel general de Génova cuando afloraba algún conflicto. Corría el año noventa y Mariano Rajoy Brei era vicesecretario general del PP, artífice de su maquinaria electoral. La anécdota revela la personalidad de un hombre a quien cuando llegó a Madrid, Aznar le dijo: «Eres todo un gallego en la corte castellana». A fe de ello, el hoy aspirante a presidente del Gobierno tiene bien definido su estilo. Muy de su tierra, sin alardes, es de hablar poco y observar mucho. Decidir sin que se note, mandar sin hacer ruido, huir de los conflictos como el murciélago de la luz.
El joven barbudo, pontevedrés, nunca fue un niño de derechas al uso, por familia, por talante y por las dos personas que forjaron su carácter: su abuelo y su padre. El primero, un abogado republicano, autor del Estatuto de Autonomía de Galicia de 1932, junto con Iglesias Corral. El segundo, un magistrado y registrador de la propiedad de gran prestigio. Ambos influyeron en que Mariano estudiara Leyes, siempre proclive al pacto, ajeno a los enfrentamientos, sin alharacas y exabruptos. Cualidades que le serán muy útiles y necesarias si llega a La Moncloa. En un momento espinoso, de enorme dificultad.
Rajoy tiene tras de sí una larga historia y ha sufrido como nadie los avatares internos de su partido, las dentelladas, el feroz instinto de los conspiradores. Todo ello son ahora adulación y halago al socaire del poder que se avecina. Frente a quienes le achacaban un cierto pasotismo para ser un líder, ha embridado el partido y puesto firme a los díscolos. Como en el ciclismo ha subido las pendientes con esfuerzo y paciencia franciscana. Como él suele decir, a estas alturas «estoy ya acostumbrado a casi todo».
Si las urnas le sonríen, será un presidente serio, honrado, no chillará ni perderá los nervios. Con ese don de ir y venir siempre apacible, afrontará el reto de devolver a este país su dignidad como nación. Está preparado, lo hará con rigor y será implacable.
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