Compañías aéreas

Valor-refugio

La Razón
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Los tradicionales beneficiarios del sector turístico abominan del modelo Ryanair, pese a ser la tabla de salvación del aeropuerto de San Pablo, por estar imbuido de la cultura del ahorro a ultranza que preconiza la compañía irlandesa. Una familia llegada a lomos de los aviones del arpa no contrata con tour-operadores, ni come en los restaurantes encopetados del centro, ni se solaza en esos tablaos donde se llama sangría al tinto de verano. Sin embargo, estos pasajeros han revitalizado la construcción en el Casco Antiguo gracias a su querencia al apartamento que alquila directamente en Internet. Como en los buenos viejos tiempos, los contratistas no dan abasto para rehabilitar docenas de casas, desde La Alameda a Nervión. Es sencillo obtener una licencia de alojamiento turístico y relativamente barato invertir en esos inmuebles que, en el peor de los casos, obtendrán su recalificación para vivienda en cuanto el mercado dé un respiro. Ahora mismo, se trata del único valor-refugio medianamente seguro para el pequeño inversor sevillano. Aunque la (in)cultura del ladrillo fue una execrable lacra tanto en lo económico como en lo sociológico, conviene no despreciar los efectos benéficos de estas obras vinculadas al turismo. Mientras la oferta no se sature…