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Cigarrito de hierbabuena

La Razón
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Leire Pajín se ha salido, de momento, con la suya. La delación funciona. Es triste, pero hay que reconocerlo aunque creo que es un éxito efímero. No hay nada peor que un integrista. Es la expresión de una persona intolerante. Con la absurda ley antitabaco, aunque el Gobierno obtiene miles de millones gracias a los impuestos, han conseguido que emerja lo peor en algunas personas. Y al final se ha llegado a lo grotesco. Un integrista acude a una obra de teatro donde los protagonistas fuman un cigarro de hierbabuena. Es algo necesario por el guión. Como cree que es tabaco, no tiene otra ocurrencia que presentar una denuncia. Al ser hierbabuena nadie vulnera la polémica ley. Un gesto ridículo que dice poco del espectador y muestra la situación absurda que han creado los «cruzados» antitabaco. No se podrá hacer ninguna obra que se pueda interpretar como una apología del tabaco. Me temo que les gustaría, incluso, erradicarlo en las existentes. No quieren a Bogart con un pitillo. Espero que se imponga el sentido común y se derogue esta ley.