Cataluña
Cataluña abre un periodo negro para Zapatero
El 28 de noviembre de 2010 marcará, sin duda, un punto de inflexión en la trayectoria electoral de Zapatero. Nunca antes desde que el secretario general del PSOE asumiera las riendas del partido en 2000 había recibido semejante varapalo en las urnas.
Los catalanes han sido contundentes en su manifiesto deseo de cambio. Y, aunque, con su voto sobre todo han querido enterrar un modelo de Gobierno como fue el tripartito, en el cuartel general del PSOE admiten que en el resultado ha influido también el malestar por la crisis económica, por sus efectos y sobre todo por el alto índice de desempleo. Lo dijo anoche el secretario de Organización, Marcelino Iglesias, quien hizo una valoración política -sin admitir preguntas- cuando el escrutinio no había rozado siquiera el 30 por ciento para hacer al PSOE corresponsable de la derrota.
No hay duda: noviembre de 2010, inaugura pues, un periodo negro para un Zapatero acostumbrado al avance electoral y la victoria. Y a partir de hoy se abre una nueva etapa política en Cataluña, pero también en el resto de España. Porque la siguiente cita, la de mayo de 2011, no aguarda para el PSOE más que retroceso y nuevas derrotas en algunas Autonomías y ciudades importantes, empezando por Barcelona.
Los sondeos para las autonómicas y municipales son tan sombríos como lo eran los realizados antes de las elecciones catalanas. Cierto es que en la madrileña sede de Ferraz nunca llegaron a imaginar que el resultado del PSC sería peor que aquél suelo de 1980, en el que los socialistas catalanes obtuvieron 33 escaños y el 22, 43 por ciento de los votos. Los primeros análisis apuntan sin duda como principal responsable de la debacle al «impostado nacionalismo» del socialismo catalán de los últimos diez años, a la obsesión por los asuntos identitarios, al Estatut y a la sentencia del Constitucional sobre el texto estatutario.
Operación Chacón
¿Y ahora? En el PSOE no esperan la catarsis que ha de vivir el PSC hasta después de las elecciones municipales del próximo año. Para entonces, los socialistas dan por hecho la pérdida del Ayuntamiento de Barcelona, uno de sus más preciados feudos locales. Y será después cuando el socialismo catalán celebre un congreso extraordinario, en el que Montilla como el mismo anunció ayer a un nuevo lider/lideresa que promueva un proceso de transformación con en el que el PSC encuentre su identidad política. La dirección federal -lo avanzó el sábado este periódico- ya anda en la «operación Chacón». La ministra de Defensa es la persona «fuerte y de futuro» que puede conducir al socialismo catalán a esa «recuperación rápida» que Marcelino Iglesias deseó ayer para sus compañeros catalanes. Y, aunque el PSC es un partido autónomo y algunos de sus cuadros no perdonan a la ministra su ambigüedad con el Estatut y otros asuntos, en Ferraz darán la batalla como antaño la dieron con Montilla para que sustituyera a Maragall.
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