Teatro

Buenos Aires

Rodrigo García debuta en el CDN

Ese malditismo cultural que se transmite de generación en generación en este país y que margina a sus hijos pródigos es el que ha impedido que Rodrigo García (Buenos Aires, 1964) no estrene en el Centro Dramático Nacional de España, es decir, en el teatro público de su patria europea hasta 2011.

Rodrigo García, ayer en uno de los pasillos del María Guerrero
Rodrigo García, ayer en uno de los pasillos del María Guerrerolarazon

Él, fiel a su discurso nihilista, asegura que como elemento simbólico no le importa demasiado, pero algo quedará. No en vano los teatros nacionales europeos no han dejado de cortejarle durante los últimos años. Así que para transitar el camino entre el circuito alternativo (Cuarta Pared) y el oficial (el María Guerrero), García ha tenido que darse un garbeo por Europa, a pesar de que La Carnicería Teatro, su grupo, tuvo su germen y centro de operaciones en Madrid.

Hamburguesas como suelo

Aunque había ido dando sus pasitos para acercarse a las esferas de la subvención al aceptar el encargo de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales para celebrar el Bicentenario del Dos de Mayo en 2008: «Versus».

Fiel a su estética, Rodrigo García ha hecho de las tablas del María Guerrero un inmenso mostrador en el que ha dispuesto 12.000 panes de hamburguesa como suelo de sus actores para «Gólgota Picnic». Se trata de una metáfora de la multiplicación de los panes y los peces. Lo que no es de extrañar para un texto que parte de la Biblia. García aún recuerda que era un texto de obligada lectura en su colegio religioso, pero que, años después y ya liberado de obligaciones, empezó a fascinarle. «La Biblia es la fábula más fascinante, por la calidad del lenguaje y por la imaginería desbordante: ángeles que suben y caen, llamas por todas partes, cielos que se abren, milagros, demonios, muertes y torturas inimaginables, teorías sobre el amor impracticables...».

La muerte, hilo conductor

No crean sus «fans» que sólo van a escuchar textos del Eclesiastés, su parte preferida de las Sagradas Escrituras; Rodrigo García encamina este nuevo navío directamente hacia la muerte, una preocupación en su obra desde el inicio. Si no, recuerden aquella pieza de 1998: «Todos vosotros la vais a palmar». «La muerte, como algo normal, es aquí el hilo conductor, aunque en escena hay mucha vida y tensión entre aquello que se dice y los actores, que luchan por vivir».

Gonzalo Cunill, Núria LloansiJuan Loriente, Juan Navarro yJean-Benoît Ugeux son los actores elegidos para la ocasión, iluminados por Carlos Marquerie y con proyecciones audiovisuales de Ramón Diago, que serán acompañados por el pianista Marino Formenti, que interpreta, desnudo y alternándose con el texto, «Las siete palabras», de Haydn.


Primer mandamiento
«Embadurnarás la escena» sigue siendo el primer mandamiento de García. No queremos contar el final de la pieza, pero con 12.000 panes de hamburguesa como alfombra no se puede esperar otra cosa. Además de ser una práctica habitual en el teatro contemporáneo, la tirria del autor a la comida basura también tiene que ver.