Sevilla

El discurso del adiós «a la sombra» que proyecta la Encarnación

La Razón
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El Metropol, que algo tiene de panal, se inauguró el mismo día que en 1987 Cela recibió el Príncipe de Asturias por obras como «La colmena». El del 27 de marzo de 2011 no fue el del discurso del 13 de mayo de 1940 en el estreno de Churchill en Gran Bretaña; ni el del 19 de noviembre de 1862 de Lincoln en Gettysburg; ni el de febrero del año 4 a. C. de César tras cruzar el Rubicón; pero algo tuvo del de Marco Aurelio ante el cadáver de Julio César –este alcalde ya huele a muerto político o, quizás, era el olor a pescado en el Antiquarium, procedente del mercado– y del de Napoleón a la sombra de las pirámides, de las «setas» de la Encarnación en este caso. Tantas críticas como visitantes recibió el Metropol en su apertura, con pintura aún fresca. Así es Sevilla. También un 27 de marzo «Forrest Gump» se alzó con seis Oscar. Un tonto o un ejemplo. Según. Monteseirín se despidió en la obra que tantas dificultades le ocasionó. Su legado. «El mayor riesgo es no asumir ninguno», dijo, solemne, citando a Juan Ramón: «Tira la piedra de hoy, olvida y duerme. Si es luz, mañana la encontrarás, ante la aurora, hecha sol».