Europa

Dublín

Memorias de Eurovisión

Fue su voz, quién lo duda, y lo presentó en 18 ediciones. Ayer, José Luis Uribarri falleció a los 75 años de un derrame. Los artistas que participaron en el festival recuerdan su ánimo, sus ganas y su amistad

Memorias de Eurovisión
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En su vida no todo fue Eurovisión, pero el festival musical más importante de Europa no podría explicarse sin él, sin su voz, y en esto coinciden todos los cantantes que pisaron los escenarios del antiguo continente para representar a España. Y es que a su lado siempre estuvo José Luis Uribarri. Sus palabras de ánimo y apoyo no sólo las escuchaban a través de sus apasionantes retransmisiones RTVE, sino también entre bambalinas, en los ensayos, antes de dar el do de pecho ante la audiencia europea. «Yo fui la primera que representó a España en 1961 en Cannes con ‘‘Estando contigo'' y por desgracia él todavía no era el comentarista del festival porque no se emitía por televisión. Pero el segundo año que participé con ‘‘Qué bueno, qué bueno'', aunque no lo narró, sí que estuvo en Nápoles y me dio muchos ánimos», explica Conchita Bautista, que muestra su tristeza ante el fallecimiento del presentador, ya que, además de una buena relación profesional, «nos unía una gran amistad». Era un chico joven con flequillo travieso a mediados de los sesenta, en 1966 y 1967. Desde Ibiza, Raphael recordaba ayer cómo fue su participación en las dos ediciones con «Yo soy aquel» y «Hablemos del amor», respectivamente. Uribarri le animó a cada segundo: «Era un gran amigo desde hace años, un magnífico profesional y una gran persona. Entrañable. Estuvo muy ligado a mi carrera, pues él anunció mi primer premio en el Festival de Benidorm en 1962». Recuerda con especial cariño los dos años en que estuvo a su lado en Eurovisión. Dos años que les unirían para siempre: «Desde entonces nuestra amistad permaneció intacta. Ha sido un referente en TVE y en el mundo de la música. Jamás le olvidaremos porque se queda con nosotros».

Se rompió el molde
En 1968, en Londres, España consiguió el primer puesto y aunque Uribarri no se pudo apuntar el tanto, sí que estuvo siguiéndolo de cerca porque se encontraba de reserva en los estudios de TVE en Madrid por si fallaba la conexión telefónica con el periodista que enviaron a Reino Unido.

Su debut llegó cuando España organizo al año siguiente el festival. Era el momento de Salomé y su «Vivo cantando». El Teatro Real fue el testigo de una gala presentada por Laura Valenzuela (que hablaba en francés e ingles con los jurados). María Rosa Marco (Salomé) lleva mucho tiempo alejada del mundo de la canción y aunque en 1966 consiguió alzarse con la victoria, compartida, eso sí, asegura que ahora Eurovisión no le interesa nada. «La noche que gané no estaba nada nerviosa. Soy bastante cabezota y estaba convencida de que iba a ganar». Y ganó. Su vestido, un diseño imposible de Pertegaz color turquesa, quedará para el recuerdo: «Pesaba 14 kilos y yo llevaba 12 collares, pero tenía 22 años y me podía mover muy bien. Era precioso, con sus canutillos de porcelana hechos uno a uno». No recuerda nada malo de la cita musical y lleva grabada a fuego la frase con la que se enteró de su victoria: «Vámonos, mujer, que hemos ganado», le dijo su representante, Arthur Kraps. Uribarri estaba cerca, como siempre. Y se le notaba feliz. Su primer año como «locutor oficial» del festival y España revalidaba el título. Un éxito por partida doble.

Con el pasaporte bajo el brazo llegó Karina a Dublín (1971) para interpretar «En un mundo nuevo»: «Me impactó cuando salió de su boca mi nombre para proclamarme la representante de España. Su voz era increíble. Me dijo: ‘‘Tu canción es demasiado buena para Eurovisión, pero que sería efectiva y que le echara muchas ganas. Le hice caso y conseguí la segunda posición. Fue mi talismán''», explica la cantante. «Era un hombre muy responsable, sensato y cariñoso y eso se notaba, por eso estar a su lado era un placer», añade.

«Con él se rompió el molde», asegura al otro lado del teléfono Jaime Morey. Su paso por Eurovisión con «Amanece», confiesa, le marcó de por vida. «En 1972 este festival tenía una gran repercusión y fue un honor que me seleccionaran. Y allí, también estaba Uribarri para animarme y apoyarme. Era un ser excepcional y no se equivocaba en las predicciones de triunfo. Conmigo tampoco lo hizo».

Los años pasaban y José Luis seguía al pie del cañón, inmortalizando cada una de las actuaciones y preparando con rigor cada una de su participaciones. «Era meticuloso, exigente y muy trabajador. Se documentaba como nadie y por eso hacía de un festival que a mí me parece aburridísimo algo divertido y ameno. Cuando dejó de retransmitirlo yo no lo volví a ver», comenta desde Marbella a LA RAZÓN su inseparable Alfonso Santisteban. Su relación iba más allá de lo profesional –compartieron plató en el exitoso «Aplauso» de TVE– es más, habló con Uribarri hace siete días por teléfono y éste le prometió que el 18 de agosto iría a Marbella a pasar unos días con él. «No pudo ser y lo lamento, era una gran persona y muy perfeccionista. Sabía diferenciar a la perfección cuándo estaba en el trabajo y cuándo estaba de ocio, es más le llamaban entre amigos ‘‘Pepito Whisky''», confiesa. También recalca lo mucho que apoyaba a todos los cantantes que participaron en el certámen «no tenía trato preferente por ninguno, a todos les animaba y confiaba en ellos». Lo confirma Betty Missiego quien dice que en 1979 cuando acudió a Jerusalén con «Su canción» «estuvo muy pendiente de mí. Recuerdo que estando allí tuvimos que asistir a un funeral y allí le confesé: ‘‘José Luis, estoy segura de que voy a ganar''. Él se rió.» Desde aquel año en el que Missiego no ganó debido a los puntos que desde Madrid se otorgaron a Israel, no se separaron, forjaron una amistad que incluso les llevó a compartir barrio en Madrid. «Estábamos muy unidos», confiesa.

Los directivos han mostrado que la retransmisión del festival puede seguir sin él, pero nunca como con él. Se quedó con las ganas de arropar este año a Pastora Soler, tan alejada del «freakismo» y la desidia de ediciones anteriores. Vivió emocionado el paso de Rosa en 2002 y también supo defender el orgullo patrio cuando Jimmy Jump se propuso arruinar el «Algo pequeñito» de Daniel Diges. José Luis Uribarri, «twelve points».


El último deseo de Uribarri
Días antes de sufrir el ictus que le dejó en coma el pasado miércoles y que le condujo a un estado de salud crítico, permanecía incansable. Infatigable. Y preocupado por su gran pasión: la televisión. «¿Cómo ha ido la audiencia del domingo?», preguntó preocupado por la emisión de «Nuestro cine», el espacio que presentó en 13tv. «Récord de audiencia. Eres el mejor», se le dijo a los pies de la cama del hospital Montepríncipe, donde falleció ayer. Y Uribarri quiso esbozar esa sonrisa de pícaro y galán de radionovela, la misma que le salía cuando sabía que había completado una retransmisión redonda del Festival de Eurovisión, ese certamen por el que sufrió como nunca estos dos últimos años, las dos ediciones en las que TVE decidió no contar con él. Su ex mujer, Amparo, y sus tres hijas, Susana, Laura y Alicia, no se han separado de él ni un momento.


Su última «apuesta» fue en «LA RAZÓN»
Aunque en los dos últimos años RTVE prescindió de Uribarri para narrar Eurovisión, su pasión por el festival hizo que el presentador adelantara en las páginas de LA RAZÓN a la ganadora sueca, a los favoritos y alertó una vez más de los puntos del vecindario balcánico con un margen de error que ya quisieran para sí los sondeos electorales. Uribarri cuenta en su haber los 17 millones de espectadores que escucharon sus palabras en la edición de «Europe's living a celebration» de Rosa López, que supuso el programa de entretenimiento más visto de la historia de la televisión en nuestro país. Una anécdota que nunca olvidará fue cuando en 1995, edición en la que Anabel Conde quedó segunda, tuvo que comentar durante 30 minutos el festival sin señal en el monitor.