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Miedo a quedarse solo
Dónde: Teatro Español (Sala Pequeña). Cuándo: Del 22 de marzo al 13 de mayo de 2012. De martes a domingos. Cuánto: 16 euros. Tel. 91 360 14 80.
Cuando una persona crece sin haber sentido el calor de la ternura es posible que la soledad sea el único refugio o la violencia la única manera de defenderse. «Dani y Roberta» –una obra del norteamericano John Patrick Shanley, el autor de «Joe contra el volcán» y «La duda»– es la historia de dos soledades encontradas frente a frente. Dos personajes que se conocen en un bar y descubren que entre ellos hay algo que los une y que va más allá de su encuentro casual. Se inicia una aventura personal, una lucha interna que les impide querer. Lo necesitan, pero lo rechazan atenazados por el miedo al dolor y a la soledad, a que no funcione y que el fracaso les haga daño. Dani –Álex García en la versión que llega al Teatro Español dirigida por Joan Maria Gual– es un joven de barrio que perdió a su padre y nunca se sintió querido por su familia. Se ha hecho a sí mismo y se ha forjado un carácter duro y rebelde, pero, en el fondo, es un alma buena.
Tener al menos un buen día
Su hostilidad contrasta con Roberta – Itziar Miranda–, una chica de buen corazón, pero complicada. Tiene ganas de amar y de ser querida. Entre los dos nace el deseo de tener «un buen día, aunque sea uno sólo» y de compartirlo. Para ambos «es un trabajo escrito para el actor, pero exigente. Conlleva implicación, aunque ése es su atractivo. O te metes en él a fondo, o no sale. Te toca en lo personal, te cuestiona a ti mismo y eso es un disfrute». Ambos dan mérito a la labor de la dirección. Para Miranda, «ha logrado desnudar el alma de los protagonistas; han trabajado desde un lugar íntimo». Y prosigue: «A ambos les mueve el amor, pero los frena el miedo y, ante él, reaccionan violentamente. La violencia es un mecanismo de defensa». Para Álex, «no saben enfrentarse a la vida y por eso se fabrican corazas que los protejan. Los ataques entre ellos son fruto del miedo a que te conozcan, atacar antes de ser atacado y todo esto va creciendo hasta que llega al límite y estalla». Él descubre el amor y quiere seguir, pero ella se frena «porque la mujer –habla Miranda– tiene una estrategia. El hombre es más directo y noble, y la mujer tiene más subterfugios para conseguir lo que quiere. En el conflicto emocional se ve la diferencia entre la forma de afrontar las relaciones, aunque, en este caso, no es la mujer quien tiene la última palabra». En el fondo lo que subyace es la carencia de afecto: «Los personajes hablan de los padres con experiencias negativas. Son violentos porque han sido maltratados», dice Itziar. Y prosigue Álex: «El afecto es imprescindible para madurar. En todas las familias hay un Dani o una Roberta, personas que han crecido sin cariño, con dificultades para enfrentarse a la vida». Pero estos seres descubren que «tú eres el dueño de tu vida, que las riendas dependen de ti y que, si haces las cosas sin dejar que te pasen, otro mundo es posible».
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