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Navarro lanza un órdago a Ros y Elena para que su liderazgo no nazca debilitado

Navarro y Ros, ayer en el arranque del XII Congreso del PSC, ante Marina Geli
Navarro y Ros, ayer en el arranque del XII Congreso del PSC, ante Marina Gelilarazon

BARCELONA– Si es por tozudez, Pasqual Maragall tiene dos sucesores, Àngel Ros y Joan Ignasi Elena. Su empeño por mantener viva su candidatura para liderar el PSC hasta el final, empujó ayer a Pere Navarro, virtual sucesor de José Montilla, a mover ficha poco antes de que empezara el XII Congreso del partido. El alcalde de Terrassa se reunió con sus contrincantes y el todavía primer secretario del PSC, que por la tarde hizo un balance autocrítico, para acordar un cambio de reglas antes de que empezara el cónclave. El primer secretario y la ejecutiva se votarán por separado, como hace el PSOE, por primera vez en 33 años.

Bastó una reunión durante la hora del desayuno para reinventar el congreso. El cambio en el sistema de elección varía la agenda del cónclave. Hoy se votará al primer secretario entre Navarro, Ros y Elena, y mañana la ejecutiva.

Los tres tienen los avales necesarios. Pues, en el desayuno, se acordó también reducir al 10% (de166 a 83) el número de avales obligatorios para poder presentar candidatura a la primera secretaría, y facilitar el camino a Ros y Elena. Tras reuniones y rumores que señalaban que el alcalde de Lleida no recabaría los apoyos o que habría una candidatura catalanista integrada por Ros como presidente y Elena como primer secretario, los tres presentaron los avales. De las habladurías, sigue viva que Ros y Elena harán tándem. Elena, en privado, a la pregunta de si iba a unir su candidatura con la de Ros, respondía que «no», porque «de perdidos al río», aunque a los griegos no les fue mal la estrategia del despiste para conquistar Troya.

Ros y Elena se disputarían el apoyo del llamado sector catalanista, que representaría al 20%. La votación lo desvelará. Aún sabiendo que lo suyo es como representar al Alcoyano y jugar contra el Barça, no tiran la toalla, pensando en la próxima batalla, la elección del candidato a la Generalitat. Medirse con Navarro, que cuenta con el apoyo de las federaciones mayoritarias, la actual dirección y las principales alcaldías, es una apuesta por desmarcarse del aparato. Esta jugada les puede servir para ganar puntos en unas eventuales primarias.

El reto de Navarro es integrar a Ros y Elena en la ejecutiva. Con el trueque de cambiar el sistema de elección, gana tiempo para debatir una ejecutiva de consenso e integrar a los perdedores. La negociación se presenta tensa y extensa. «No descarto que nos den las cinco de la mañana», decía ayer con la boca pequeña un dirigente de la ejecutiva saliente. El sucesor de Montilla se juega hoy que su mandato nazca debilitado si no logra una ejecutiva de consenso. Navarro se comprometió a hacer una dirección donde «todos estén representados», y Ros precisó que quiere una ejecutiva que tenga capacidad de sumar y cambiar.

 

Montilla: «Hemos tocado fondo»
Emocionado tras reconocer que «todo lo que soy, todo lo que he sido, se lo debo al PSC», José Montilla acabó su informe de gestión, con el que se despidió después de once años al frente del partido, pidiendo perdón por «los errores, las ofensas y las injusticias que he cometido». Presentó un informe autocrítico. «Hemos tocado fondo», reconoció, y añadió que «hemos perdido el atractivo y la conexión con la ciudadanía». Lo dijo convencido, pero también para evitar que la votación deviniera en un castigo. Recibió el apoyo del 64,5 por ciento, una cifra que puede traducirse hoy en los votos a Navarro.