ERE
Corrupción por Iñaki Zaragüeta
La corrupción es uno de nuestros problemas más esenciales. En muchos lugares de España está prácticamente institucionalizada. Otra cosa es que los políticos no quieran reconocerlo, negativa que impide su solución. No quieren aceptar que la corrupción se arregla suprimiéndola. Con voluntad política y Código Penal. Las comisiones de investigación parlamentaria –ahora se intenta una sobre los ERE en Andalucía– no sirven para nada. No pasan de ser un mecanismo democrático sin utilidad. En España y en el resto del mundo. Ni un personaje público ha salido siquiera destituido tras su comparecencia.
Una nación sustentada en un Estado de Derecho no puede aceptar que el escándalo de los ERE no se haya llevado por delante a ningún cargo público de relevancia. Hablo de responsabilidad política, no penal. Ni Chaves, ni Griñán, ni un consejero. Pues ¡fuera! si, como era su obligación, desconocían el percal. Si estaban al tanto, a los tribunales, y, como dice mi amigo Rogelio, al hotel las Rejas. Y el problema no es que Andalucía tenga algún «caso». Lo tienen casi todas.
Sé que corrupción hay en todos sitios, pero se diferencian unos casos de otros en que, cuando se descubre, la consecuencia política es fulminante. ¿Alguien cree que en España se puede dimitir por mentir o por copiar unas páginas de una tesis doctoral? Eso sí, el político español se escuda en que, aunque esté bajo sospecha, se le sigue votando. La sociedad piramidal,a su medida.
A veces tengo la impresión de que, más que abolir la corrupción, el lema español es «que nos llegue a todos». Así es la vida.
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