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Tip por Alfonso Ussía

La Razón
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Luis Sánchez Polack «Tip» murió hace trece años. Mal número. Primero con «Top» y después con Coll, formó dos parejas prodigiosas de humor nuevo. Se llevó mucho mejor con «Top» que con Coll, que era una persona de carácter difícil, con una ingeniosa y gran capacidad para dislocar el lenguaje. Coll descubrió muy tarde que era de izquierdas, y «Tip» fue de derechas de toda la vida. Actuaban y el éxito se sucedía noche tras noche. Después, en el camerino, no se hablaban. Catorce años estuve con ellos en el «Debate del Estado de la Nación» que se inventó y dirigió como nadie Luis Del Olmo. Ahí sobresalía «Tip», que se llevaba a la radio –primero la COPE y más tarde Onda Cero–, unos guiones trabajosamente elaborados. Después venían las improvisaciones, pero los deberes los llevaba hechos. Como todos, menos uno. En aquellos años, «Tip» se movía por las alturas mágicas de la irrealidad y el surrealismo. En contra de lo que muchos piensan, Luis Sánchez-Polack era el culto de la pareja. Tenía una preceptiva literaria consistente, y escribía poemas con una gracia y un dominio de la polimetría española extraordinarios. En aquel programa, Antonio Mingote era el Presidente. «Tip» el fundamento. Y les acompañábamos Chumy, Ozores, Coll y este menda. Gila y Forges estuvieron también, así como Tito B. Diagonal y Ramón Gandarias, diplomático en situación de «pasillos» con un gran sentido del humor. Fueron tiempos muy felices, quizá demasiado. «Encima de lo bien que lo pasamos, nos pagan», decía Antoñito Ozores, que era la bondad personificada.

Y la gracia, claro. En Tele-5, todavía dirigida por Valerio Lazarov, nos ofrecieron hacer el programa «Este País Necesita un Repaso». Luis del Olmo se mosqueó un tanto, pero sin motivos. La televisión y la radio no se pueden hacer la competencia. Además, que a la televisión se sumaron Antonio Burgos, el gran escritor sevillano, y Miguel Durán, que era el presidente de la cadena y de la ONCE, y al que «Tip» le plantó una tarde un pulpo en la cabeza.

Aquel programa se eliminó por su alta audiencia, lo cual nos produjo un cierto estupor. Valerio Lazarov dimitió, y su sustituto, Mikel Lejarza, que venía de la televisión autonómica vasca, no se sentía complacido con las críticas al nacionalismo. Pero nos mantuvimos en la radio con Luis Del Olmo. Una mañana, en la que Coll no había preparado nada, Luis prescindió de sus servicios, y nos quedamos Mingote, «Tip», Ozores, Chumy y yo, con Luis Del Olmo, claro. Y Luis Sánchez-Polack se sintió liberado y feliz. Una noche me llamó Amparo, la encantadora mujer de «Tip», con la angustia en su voz. Luis había tenido un infarto cerebral. Luchó durante meses. Luis era un creyente profundo. Me contaba Amparo que todas las noches, como los niños pequeños antes de dormir, se arrodillaba al pie de la cama para rezar «sobre todo, por los que me han hecho daño». No quiero parecer cruel y aún menos, inoportuno en los tiempos. Pero durante la enfermedad de «Tip» comprendí su alejamiento de Coll, que tanto se había enriquecido con el talento regalado de Luis. Porque «Tip» regalaba su talento y engrandecía a los que estábamos a su alrededor. Llevaba sardinas a la radio y se las lanzaba al público al grito de «¡sardinas frescué!». Una mañana, en la puerta del bar donde tomábamos el aperitivo después de los programas, un pobre le pidió limosna. Convidó al pobre a compartir el aperitivo con nosotros. Y el pobre pagó el aperitivo. Conseguía lo inalcanzable. Y tenía un corazón tan grande, o mayor aún, que su talento.

Trece años sin él se nos han hecho demasiado largos.