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Gasol se encarga del primer paso

102-89. Los Lakers golpean a los Celtics
102-89. Los Lakers golpean a los Celticslarazon

El Staples Center intentaba parecerse a la Mano de Elías o al Garden de Boston en el primer partido de la final. Había ganas de venganza en la Avenida Figueroa, y hasta las «celebrities» de la fila de pista se esforzaban en poner cara de malo para asustar a los Celtics (a Jack Nicholson o a Dustin Hoffman les salía mejor que a Charlize Theron). El desapasionado público de Hollywood gritó y presionó como no es habitual, mientras sus jugadores hacían el resto. Los Lakers pusieron desde el primer minuto la intensidad y la energía que les faltaron hace dos años, algo que les costó la final además del mal trago de ver a su máximo enemigo disfrutar tras más de veinte años de sequía.

Los angelinos no quieren que les vuelva a pasar, especialmente a Gasol, el mejor del partido que abrió la serie. «Doc» Rivers y Phil Jackson coincidieron durante su análisis post partido en la importancia del español en ambas canastas, mientras que la Prensa norteamericana también se rendía al ala-pívot de Sant Boi, con más espacio en las páginas de «Los Angeles Times» que el resto de sus compañeros. Kobe anotó sus típicos 30 puntos; Artest confirmó que está fino en ataque y tan fiable como siempre en defensa; Bynum estuvo bien a pesar de su lesión de rodilla, y Fisher apareció en los momentos que hace falta, como siempre. Todos fueron importantes, pero menos que Pau, una pesadilla para Boston en el rebote ofensivo. Los californianos disfrutaron de muchas segundas opciones gracias al esfuerzo de su número 16, que aclaró definitivamente que no es blandito y que su resistencia física está a la altura de los mejores. Hace dos años Garnett era más poderoso y el español salía perdiendo en la guerra bajo el tablero. «Big Ticket» dominaba, porque entonces sus rodillas funcionaban a la perfección. Ahora, las cosas son distintas cuando ambos se encuentran en el parqué. Pau ha subido el nivel, mientras a «KG» los años no le perdonan por mucho que su carácter ganador le mantenga en pie. El duelo individual fue para el de jugador los Lakers, que no permitió ni una canasta fácil a un mito de la Liga. Phil Jackson sólo le dio un minuto y medio de descanso, por algo será.

«Noto un cambio de madurez y experiencia muy grande», decía Pau, al que los Celtics hubieran preferido tener más tiempo en el banquillo en un partido distinto a los que habían disputado en «playoffs». Boston no era favorito para nadie, un panorama ideal para aprovechar su veteranía y su capacidad defensiva para destrozar los pronósticos. Pero en el comienzo de la final no fueron los verdaderos Celtics. A Ray Allen las faltas no le dejaron vivir, Rondo perdió el tacto en el pase y Pierce falló un par de triples de los que cambian la inercia de un encuentro: «Ellos han sido más agresivos», se quejaba «Doc» Rivers, que tiene otra oportunidad mañana de hacer realidad su plan: sumar una victoria antes de que la serie se traslade a la costa Este.