Artistas
Artistas de la taxidermia
Autor: Eusebio Calonge. Director: Paco de La Zaranda. Reparto: P. de la Zaranda, Gaspar Campuzano, Enrique Bustos. Teatro Español. Madrid, 15-VI-2011.
Como un Lázaro ajeno a su destino, La Zaranda muere y resucita en «Nadie lo quiere creer», su más reciente espectáculo, subtitulado «La patria de los espectros»; también el más oscuro y macabro, una composición naturalizada –no por teatro naturalista, nada más lejos de lo que La Zaranda cultiva actoralmente, sino por los guiños de taxidermia de esta fábula de andalucismo gótico– en la que junto a aves disecadas, los de Jerez meten en cloroformo al ser humano. Su protagonista, anciana amputada de ilustres genealogías, remite a un arquetipo muy español de terratenientes vetustos. A las puertas de la muerte, comparte un caserón que se le viene abajo con una criada y un familiar lejano que aspiran tan sólo a heredar los restos del desastre.
Con crueldad y mala leche, la compañía retrata al pellejo humano de pieles de zorro y egoísmos y a sus dos seres simbióticos en un arranque al que le cuesta avanzar, con una manera de entender la actuación tan esforzada como cargante, como si, después de treinta años y, más aun, después de brillos como «Homenaje a los malditos» o «Los que ríen los últimos», al verbo de Eusebio Calonge y a las ideas de Paco el de la Zaranda se les hubiera agotado el ingenio.
Pero entonces, se obra de nuevo el milagro de la liturgia teatral: Calonge empieza a inventar personajes que se disfrazan para complacer a la anciana, hace regresar a los muertos y suelta frases lapidarias, y Sánchez construye mortajas con sábanas y ataúdes con carrillones y ejercita una mala baba que destruye y compadece a sus criaturas, mientras el público ríe cada vez más. Nadie se salva en esta antesala inmisericorde de la parca con pavo real y prótesis ortopédica, una digresión menos poética que de costumbre pero de una grandeza escénica acorde a la fama de los andaluces.
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